Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Perder los papeles

La aparición ahora de unos documentos del año 2003 puede dar un vuelco al caso de los Huertos de ocio

Si algo le faltaba al periplo judicial del ex alcalde Pedro Pacheco para convertirse en una novela o una serie de televisión con intriga y teorías de la conspiración, esta semana ha aparecido el ingrediente necesario. Netflix, Movistar, HBO, Amazon Prime Video y otras plataformas ya pueden empezar a pelearse por los derechos. Porque el hallazgo de unos documentos cuya existencia no había sido probada hasta ahora puede dar un vuelco a una parte importante del caso 'Huertos de ocio'. Son papeles oficiales que prueban que la empresa con la que el Ayuntamiento permutó unos huertos familiares en San José Obrero por un edificio en el centro de la ciudad sí abonó, en mayo de 2003, la diferencia de valor que tenían ambas propiedades, lo que vendría a eximir a Pacheco y al ex gerente de Urbanismo Luis Cruz de Sola del delito de estafa y, en consecuencia, se vería reducida la pena de un año y nueve meses de prisión que les impuso la Audiencia Provincial. Y no hace falta recordar que este es un dato crucial para el posible ingreso en prisión (reingreso en el caso de Pacheco) de ambos. Ojo, que esto no quiere decir que la permuta se hiciera correctamente, aunque sí que se pagó, algo hasta ahora no probado.

Así que ahora se abre un nuevo frente judicial que tendrá su momento culminante cuando probablemente los abogados de ambos condenados pidan una revisión de la sentencia después del fallo del Tribunal Supremo, pues la sentencia de la Audiencia Provincial va a ser recurrida en casación y no parece que se vayan a poder aportar ahora estas nuevas pruebas.

Pero independientemente de lo que al final suceda en los tribunales tras la aparición de estos papeles, conviene hacer una reflexión acerca del hecho en sí de la supuesta pérdida de unos documentos oficiales durante 15 años. Y si asumimos, como sostienen técnicos municipales, que no existió tal pérdida de los documentos, sino simplemente que esos papeles acabaron en un departamento distinto al que albergaba el expediente urbanístico -es decir, unos estaban en el área económica y otros en la Gerencia- estamos ante la confirmación, entre otras cosas, de que la ventanilla única no existe en este país. No se entiende que unos documentos de tanta importancia no estuviesen localizables, vinculados al expediente o que no se pidiesen antes y que llevemos hablando tantos años de un caso judicial que ha ocupado tantas páginas sin tener un elemento clave para entender lo que pasó y para la sentencia final, pues determinó la condena por estafa. Lo sucedido lleva a pensar en teorías conspiratorias acerca de una 'mano negra' que escondió esos papeles o en cuestiones más simples como la excesiva división de departamentos en la Administración o una estrategia de defensa que no consideró importante ponerse a buscarlos. La fecha en la que sucedieron estos hechos, mayo de 2003, cuando Pacheco perdió la mayoría y se avecinaban meses de pactos primero con PP y luego con PSOE, invita a pensar también en cierto desbarajuste, sin olvidar que la Gerencia de Urbanismo acabó siendo en la práctica un ayuntamiento paralelo. En este último caso, alguien podría pensar en el karma.

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