Picasso en El Prado

El Picasso visitante es un retrato femenino (Busto de mujer 43), que se expondrá junto a los retratos de El Greco

Una donación de la familia Arango ha permitido la exposición temporal de un cuadro de Picasso en el Museo del Prado. Esto ya había ocurrido antes y volverá a ocurrir en el futuro. No obstante, la visita de Picasso ha traído de vuelta una cuestión de merindad que afecta a los dominios del Prado y el Reina Sofía, siendo así que Picasso cae del lado del Reina Sofía, aunque haya razones para una ubicación y su contraria. El Picasso visitante es un retrato femenino (Busto de mujer 43), que se expondrá junto a los retratos de El Greco. Y ello por una cuestión muy simple, que se añade a la similitud formal. Entre otras muchas cosas, Picasso fue un Greco del revés, que hizo el camino inverso de la pintura, llevándola desde el volumen a la planicie y desde la agitación a un grave y sólido estatismo.

Quiere decirse, pues, que El Greco extrajo la iconografía bizantina de su planicie dorada, otorgándole una vida y una profundidad vibrátil que aún hoy nos conmueve, mientras que Picasso, cuatro siglos después, desliza la pintura del XIX hacia la vieja figuración icónica, escandida en colores y planos. Por supuesto, en Picasso -en ese Picasso cubista del que hablamos-, está el fuerte silueteado de Puvis de Chavannes, del que también adoptará, cuando convenga, su robusta volumetría. Ahora, sin embargo, en este Picasso del año 43, no está ni la ambición volumétrica de Chavannes ni aquélla voluntad arquitectónica extraída de Cézanne, cuando comienza el siglo. Tampoco la imaginería clásica que liga a Picasso, contra el sentido general de la vanguardia, con Modigliani y Giorgio de Chirico. Es, más sencillamente, una pintura del color, fuertemente parcelada, al modo de un viejo vitral, pero con el recelo hacia la pintura imitativa, "realista", reproductiva, que mueve al arte desde aquella hora.

En un lateral Casón del Buen Retiro, donde llegó por primera vez el Guernica, puede leerse una frase de D'Ors que explica bien la preeminencia de Picasso y el modo particular en que ejerció su magisterio: "Todo lo que no es tradición es plagio". Ahí se hallan las razones tanto para su inclusión en El Prado como para su permanencia en el Reina Sofía. En cierto modo, Picasso es un desguazador de la tradición que reobra con los materiales del desguace. En este Picasso del Busto de mujer 43, lo que muere es la aventura de la tridimensionalidad que había comenzado, por ejemplo, en Masaccio. A cambio, Picasso trae el misterio del color, como un relieve último que sustituye el relieve y le ofrece una profundidad otra.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios