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Diario De las artes

bernardo Palomo

Pintura de entusiasmos creativos

Esta exposición que abre la segunda temporada de la galería de Raquel Fernández y José Daza aporta muchos datos que esclarecen la pintura y hasta la carrera artística que, ahora, inicia Rafael Laureano, el joven artista sevillano que, en estos momentos, ocupan los espacios expositivos de la Calle San Pablo. En primer lugar, la muestra se nos ofrece como un compendio de una muy correcta pintura figurativa en sus más variadas posiciones; una pintura que deja entrever el poderoso bagaje pictórico del autor y su ideario estético con la representación ilustrando una realidad positivada desde amplios registros. Al mismo tiempo, nos sirve para darnos cuenta de que este actual planteamiento en el que se haya inmerso es un claro primer posicionamiento para futuros nuevos desarrollos que, si ahora, son los que son, casi con toda seguridad, tendrán mañana otros argumentos con muy distinta situación plástica y estética. Y es que Rafael Laureano es un pintor que encierra infinitamente más que lo que actualmente desarrolla y, además, estamos seguros que lo va a llevar a cabo de otra manera absolutamente diferente. Formado en los ambientes poco propicios para asuntos novedosos de una Facultad de Bellas Artes de Sevilla escorada hacia una determinante tradición, el joven artista manifiesta, todavía, aquella poderosa realidad; sin embargo, su preclara intencionalidad pictórica, su convencimiento de lo que hace y de lo que puede llegar a realizar y su aplastante entusiasmo por llegar, nos proporciona el convencimiento de que estamos ante un artista con infinitas buenas maneras y que nos va a proporcionar muchos momentos de buen hacer artístico.

Rafael Laureano viene de exponer en Venecia. Hace unos meses obtuvo la beca de la Fundación Antonio Gala de Córdoba. Allí ha trabajado, cimentando una realidad pictórica que nos descubre nuevos rumbos, todavía dentro de un realismo que, no obstante, va perdiendo, poco a poco, parte de su condición ilustrativa para asumir desenlaces de mayor contundencia expresiva. Esta muestra en FEDARTE, primera individual en Jerez, donde ya lo vimos hace unos meses en la misma galería, con unas pocas obras que causaron sensación, nos conduce por un amplio estamento de la pintura de este autor, donde se dan la mano obras de absoluta filiación realista, con una decantación mayor hacia posiciones meramente representativas y con lo concreto marcando rumbos que hasta juegan a ser virtuosistas y obras que se han sacudido el lastre de la más absoluta sujeción al modelo para adentrarse por rutas de mayor esencialidad, donde la expresividad acentúa el carácter de la representación y deja en suspenso aquello que no aporta nada a una realidad que abarca mucho más allá de lo que la mirada descubre.

La exposición se surte de varias situaciones dentro de una figuración que Rafael Laureano domina ampliamente. Me interesan los paisajes, tantos los rurales como aquellos otros en los que lo urbano manifiesta felices posiciones ciudadanas - magníficos los que tiene al campanario renacentista de la mezquita cordobesa como especial protagonista -; también se nos ofrece en toda su magnitud creativa en aquellas piezas pequeñas en las que la representación ha perdido casi toda su concreción inmediata para patrocinar una mayor intención plástica y formal. En cualquiera de estas obras, el artista sevillano se nos presente con solvencia pictórica, acertado relator de la figuración pero, también, abriendo los horizontes a unos rumbos que dejan adivinar posiciones menos imitativas.

Rafael Laureano, que lo conocí una noche de invierno en la inauguración de una leve muestra colectiva con sus compañeros de Facultad en un bar trianero, muy pronto se nos descubrió como un pintor con infinitas posibilidades. Ya en aquellas breves pinturas, se nos apareció un pintor sensato, con un dibujo delicado, exquisito y capaz de servir de arquitectura formal a cualquier situación. Sabe, además, utilizar todas las modalidades pictóricas y a todas ellas impone su adecuada argumentación formal. Por eso estamos ante una exposición que nos puede proporcionar momentos de expectación ante la obra de un artista que tiene ante sí un horizonte lleno de entusiasmos creativos.

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