La tribuna

juan Ramón Medina Precioso

Podemos mezclar y erosionar

SEGÚN el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, a los de su generación les gusta más follar que hacer el amor. Iba contra el lema pacifista "Haz el amor y no la guerra", pero me recordó a un policía político franquista que, durante una incruenta detención colectiva de universitarios, nos arengó diciendo: "¡A ver cuándo os dedicáis a follar y nos dejáis en paz!". Los detalles son, en ocasiones, muy significativos y barrunté que acaso Podemos no fuese tan novedoso como les había parecido a muchos.

Al analizar la dimisión de Monedero casi todos han comentado que cobró de Venezuela, tramó una artimaña fiscal para pagar menos impuestos, eludió el estatuto universitario y permaneció demasiado fiel a los principios fundacionales de Podemos. A un servidor le llamó más la atención el misericordioso comentario de Iglesias: Monedero era un intelectual que necesitaba volar alto. Me acordé de cuando Dolores Ibárruri, en el trance de expulsar a Semprún, comentó que era un intelectual, con cabeza de chorlito, que estaría mejor fuera del Partido Comunista. Ahora todo cuadraba: lo de Podemos era la segunda versión, en farsa según dictaminó Marx, del drama vivido desde el siglo XIX por los comunistas.

Las ideas de Podemos parecían novedosas porque hacía tiempo que no oíamos hablar de ellas. Las más antiguas provenían del comunismo de finales del siglo XIX; las intermedias, de los izquierdistas radicales españoles de los setenta; las más modernas, de los movimientos populistas latinoamericanos de hace poco; las actuales, de la socialdemocracia europea. Lo más original de Podemos ha resultado ser la extrema rapidez de su viaje desde el asamblearismo revolucionario inicial al pragmatismo reformista. Han tardado menos de un año en lograr lo que al PSOE le costó cerca de un siglo; al PCE, medio siglo; a mí, una década. La especialidad de Podemos ha resultado ser su capacidad parar mezclar retales ideológicos diversos y acelerar el curso de su propia historia hasta comprimir en unos meses muchas décadas de vivencias.

Los años 20. Antaño Lenin decía que el comunismo era el poder de los sóviets y la electrificación de Rusia. Basta con cambiar los soviets por los círculos y con permutar electrificar por digitalizar y televisar para darnos de bruces con Podemos. Los bolcheviques tardaron unos pocos años en trocar el poder de los sóviets por el del Comité Central del PCUS; los podemitas han tardado mucho menos en transferir el poder desde los círculos a una tetrarquía, compuesta por tres varones, Iglesias, Errejón y Alegre, y una dama, Bescansa. Esa tetrarquía ni siquiera ha dejado que los afiliados se presenten a las elecciones municipales con sus propias siglas. Metamorfoseados en estalinistas, los pioneros tuvieron que bregar con el trotskismo, empeñado en seguir haciendo la revolución en vez de limitarse a defender a la URSS. La tetrarquía forzó que la Izquierda Anticapitalista de Pastor, Echenique y nuestra Teresa, de inspiración trotskista, se disolviese. Comparar todo esto con el PCE anterior al eurocomunismo es bastante sugerente.

Los 70. Llega el eurocomunismo de la mano de mi Carrillo favorito y, en reacción, se forma el PCE (m-l), que pronto da origen al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP). Nueva analogía con Podemos: ambos rechazan el proceso constituyente del 78, defienden la República, se apiadan de los presos de ETA, defienden el derecho a la autodeterminación… E incluso, ambos incluyen la noción de patriotismo en su arsenal retórico, una reivindicación insólita entre los grupos de izquierda españoles. Una diferencia importante: el FRAP acabó practicando el terrorismo; Podemos ha propiciado acosar a políticos, pero se mantiene lejos del terrorismo.

Los 90. Los eurocomunistas descubren que su oferta no vende. Acabará cayendo el muro de Berlín, pero ya se había fundado IU: había que seguir con la misma utopía sin que se notase mucho. Llegan el honesto Anguita y el brillante Rejón, con sus dos orillas y sus 20 diputados andaluces. Igualmente, Podemos descubre que hay que confluir con otros, apoyarse en las mareas ciudadanas, combatir a la casta PPSOE. Pero dejando fuera a la precursora IU, de la que provienen, pero a la que dividen y erosionan.

Cambio de siglo. Después de que Chávez recorriese Caracas gritando "¡exprópiese!", Maduro reparte cupones para acceder a los alimentos básicos y se declara incompatible con los Estados Unidos. Aquí Podemos hablaba de expropiar casas, implantar la renta universal básica y obviar la deuda externa. La similitud es obvia.

Fin de trayecto. Hogaño ya no es oportuno hablar de secesiones, ni urgente abolir la Constitución, ni traer la república: mejor ver Juego de Tronos. Hogaño sólo hay que reestructurar la deuda, no es posible la renta universal, seguiremos jubilándonos como siempre, el modelo son los países nórdicos y se puede pactar con el PSOE, pero no con el PP. ¿Quién se fía de tan rápido cambiazo?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios