La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Policía: su seguridad es la nuestra

Ni policías ni ciudadanos resultaron heridos. Aunque la precariedad de medios les pudo costar cara a los agentes

Recientemente he visto en Filmin El gran robo de Peter Yates, una más que notable película de 1967 que les recomiendo. Arranca con una realista y espectacular persecución automovilística por las calles de Londres que convenció a Steve McQueen para que el británico Yates dirigiera Bullit. Acertó: triunfó en todo el mundo por sus muchas cualidades, entre ellas una de las mejores bandas sonoras jazzísticas de Lalo Schiffrin, y por la considerada mejor persecución automovilística de la historia del cine, cuya espectacularidad realzaron las cuestas de San Francisco, solo igualada tres años más tarde, en 1971, por la persecución, esta vez por las calles de Nueva York, de The French Connection, de William Friedkin. Hoy el American Film Institute las considera las quinta y primera mejores películas de acción de la historia del cine. Entre una y otra, en tono de comedia policíaca, se estrenó en 1969 Un trabajo en Italia de Peter Collinson que incluía una memorable persecución de Minis. Con El diablo sobre ruedas en 1971 Spielberg dio un giro distinto a las persecuciones automovilísticas al convertir un camión en un monstruo asesino y basar toda la película en su acoso a un incauto conductor: una prefiguración de Tiburón en versión mecánica.

Anteayer tuvimos una Bullit hispalense, una Sevilla Connection o un El hideputa sobre ruedas, como si las calles de Sevilla fueran las de San Francisco y Nueva York o las interminables carreteras americanas, en la larga persecución, con tiroteo incluido, de tres Range Rover por la Policía Local. Los agentes se jugaron el tipo: además de dispararles les embistieron, les rociaron con polvo de extintor e intentaron que se estrellaran contra barreras de hormigón. Y la conducción temeraria entre 150 y 200 kilómetros por hora por la ciudad sin respetar ni los semáforos ni el sentido de la circulación podía haber originado una tragedia.

Afortunadamente ni policías ni ciudadanos sufrieron las consecuencias de la brutalidad de los conductores de los tres vehículos. Aunque les pudo costar caro a los agentes, como ha denunciado el presidente del Sindicato Profesional de Policías Municipales de España en Sevilla, por "tener un sistema de transmisiones de hace 20 años", vehículos sin la cilindrada suficiente para perseguir a coches mucho más potentes y carecer de chalecos antibalas. Remédiese. Su seguridad es la nuestra.

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