desde el fénix

José Ramón Del Río

Política en Jueves Santo

COMO tengo asignado los jueves como día de publicación de mi colaboración semanal en los periódicos del Grupo Joly, con este Jueves Santo ya son ocho los años en los que he escrito coincidiendo con esta celebración religiosa. Procuré en todas esas ocasiones no recurrir al refrito, que es el pecado venial (el mortal es el plagio) en el que puede incurrir el que tiene la obligación de escribir con periodicidad, y hasta ahora he escrito ese día bajo diversos títulos, como Pasajes evangélicos, Procesiones, Amor fraterno, Va de cofradías, etcétera, pero siempre de esto último, porque me parecía que la solemnidad del día a mí no me permitía otro tema. Y no me quejo de tener que escribir, año tras año, en Jueves Santo, porque me gusta la Semana Santa procesional andaluza. Lo mío fue amor a primera vista, porque nací y viví en la calle Ancha de Cádiz, que era y sigue siendo carrera oficial y desde el balcón, que en Cádiz se llama cierro, desde que tengo uso de razón, veía todas las procesiones, desde la cruz de guía, hasta el preste que con la capa pluvial y el bonete seguía al paso de palio. Ahora, con más años y menos dedicación, también vivo la Semana Santa.

Por eso no me gusta lo que voy a hacer, que es escribir en Semana Santa de política, pero las elecciones acaban de celebrarse. Su resultado, con una victoria del PP insuficiente para gobernar y la presunción de un Gobierno social-comunista en Andalucía, despierta la natural inquietud entre los votantes del centro derecha y acaso también en muchos de los votantes socialistas. El contrato-programa de IU, protocolizado notarialmente, que contiene las exigencias mínimas para participar en la gobernación de Andalucía, no es precisamente algo que esté en sintonía con lo que hoy se lleva en Europa. Si Griñán lo pone en práctica va a necesitar de las fuertes espaldas de Valderas que, además de haber sido presidente del Parlamento de Andalucía, fue repartidor de butano. Pero quiero abrir una puerta a la esperanza, para que los votantes del centro derecha no caigan en el desánimo estos días. En un pueblo de la provincia de Cádiz, Alcalá de los Gazules, considerado como la cuna del socialismo gaditano (de allí era el llorado Alfonso Perales) ganó, como siempre, las elecciones municipales el PSOE, pero PP e IU pactaron y el actual alcalde es del PP.

En base a este precedente y al de Extremadura, pudiera usted no sentirse desmoralizado ante la perspectiva, que parece inminente, de un gobierno social-comunista, que difícilmente nos sacará de la crisis. Si, como dicen, el que hace un cesto, hace ciento, ¿ocurrirá, también aquí, que se deje gobernar a la lista más votada?

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