La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Políticos blandos, balance negro

No se debió abrir tanto la mano en las Pascuas. Lo sabían y lo sabíamos. Ahora toca pagar la debilidad del Gobierno

El balance de la Navidad no está cerrado en lo que respecta a la pandemia. Iremos a peor en los próximos días. La autoridad lo sabe. Por eso el consejero de Salud dijo hasta cinco veces ayer en Canal Sur Radio que la situación es "preocupante". No hizo falta que Vigorra apretara mucho a Jesús Aguirre, que estaba deseando poner en alerta a la población, frotarnos con el algodón mientras prepara la aguja. Nadie en su sano juicio podía esperar que la cosa mejorara después de las medidas para "salvar" la Navidad. Nos ha ido mal porque el Gobierno coloca el chupete al primero que llora. La Navidad ha sido un desastre como lo fue el verano. Pero lo peor es que el Gobierno andaluz dio muestras en primera instancia de haber diagnosticado bien los riesgos de las fiestas, pero se echó atrás con las presiones de los hosteleros. Ahora, para colmo, dejan abrir a los bares hasta las ocho de la tarde, pero sin servir alcohol desde las seis. ¿Y a cuento de qué ahora la ley seca en las dos últimas horas de apertura? Tal vez el fin de semana tenga alguna justificación, pero no lo entendemos de lunes a jueves. Si el bar está abierto, ¿por qué negar una cerveza a la caída de la tarde? El peligro de los borrachos no existe los días laborales, con toque de queda y plena cuesta de enero. Qué cosas más raras hacen estos gobernantes que se ponen muy serios y muy circunspectos hasta que alguien les pide la dimisión y es entonces cuando se ablandan. De profesores blancos, alumnos poco instruidos. De maestros exigentes, discípulos que avanzan, progresan y sacan lo mejor de sí mismos. Apliquen este criterio a la pandemia. Con políticos firmes y con la dureza que exigían las circunstancias, hoy no tendríamos el balance tan "preocupante" que nos reitera monseñor Aguirre después de usar hasta el hartazgo la terrible expresión "a nivel de". Tenemos un presidente del Gobierno de España que la tiene de cemento armado y que en junio proclamó que el virus estaba vencido. Y le dio exactamente igual. Y tenemos un Gobierno de la Junta que sabía que las Pascuas serían un desastre si se abría la mano. El Ejecutivo andaluz ha demostrado canguelo ante demasiados factores: hosteleros, sindicatos, farmacéuticos... Y ha exhibido disparidad de criterios cuando el consejero de Presidencia asegura que es precipitado hablar de nuevas restricciones, mientras el vicepresidente anuncia el mismo día que no descarta un endurecimiento de las medidas desde el próximo fin de semana. No creemos que sea una muestra de bicefalia ni mucho menos, sino una mera descoordinación, aunque se repite ya con demasiada frecuencia.

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