Por fin parece que hay algo de luz en cómo va a terminar el curso escolar, que mira que se lo han pensado quienes nos gobiernan para desesperación de enseñantes, progenitores y el propio alumnado. Al menos en Andalucía ya sabemos que no se va a dar un aprobado general y que se estudiarán los casos de aquellos alumnos que hayan tenido más dificultades para seguir las clases desde que comenzó el confinamiento. Porque, por increíble que hoy parezca, hay muchos niños y niñas que no tienen ni ordenador ni wifi en sus casas, otros que siguen las clases a través de la pantalla de un móvil y tirando de la wifi del vecino, o incluso alumnos que no tienen nada de todo lo anterior. Lo de no dar el aprobado general y estudiar los casos concretos parece lo más sensato. Si se anunciase ahora que habrá aprobado general este año, en España no coge un libro ni Pérez Reverte. Y no habría nada peor que tener a los alumnos de las diferentes etapas de brazos cruzados o dependiendo de su voluntad de estudiar hasta el inicio del próximo curso. La Educación, como la Sanidad, es un pilar básico de toda sociedad avanzada.

La tardanza en tomar decisiones no es, como por desgracia estamos padeciendo, exclusiva de la Educación. Gran parte de la culpa de la situación tan grave en la que se encuentra España es debida a esa tardanza, a los palos de ciego que se están dando desde que comenzó la epidemia (luego pandemia) y a la pésima gestión de muchos responsables públicos con episodios en la compra de material (test defectuosos, mascarillas inapropiadas) que son para llorar. Es inmoral entrar a valorar estas deficiencias en la gestión en función del color político de un país o de una comunidad autónoma, pues el virus no sabe de siglas y hay ejemplos para repartir en los dos lados de las estadísticas oficiales.

Lo que parece bastante claro es que se ha errado en la previsión, en la gestión anterior y en la actual, con el fin de esta pesadilla todavía lejos en el horizonte. Así lo entiende la mayoría de los ciudadanos por muchas encuestas que intenten blanquear a los responsables. Si los españoles tuviésemos que poner nota a los políticos que nos gobiernan, seguramente habría un suspenso general. No sólo por cómo han llevado la gestión en sí (quejas de falta de material hay desde Jerez hasta Gijón) o por su falta de liderazgo y empatía, sino por cómo tratan de disfrazar siempre esas flaquezas: arreando al contrario. No hablo de Pedro Sánchez y Pablo Casado, que por supuesto, sino de líderes locales de los que se esperaba que trabajasen juntos por su comunidad y que actúan como meras correas de transmisión de sus partidos a escala nacional, haciendo cada uno la guerra por su cuenta en función de su responsabilidad en el gobierno o la oposición.

Así que si tuviese que haber un aprobado general, ese debería ser para tantos alumnos y sus progenitores que aguantan desde su casas con santa paciencia a los políticos. Pero, para éstos, suspenso general. Veremos en la convocatoria de septiembre. Mucho tienen que estudiar.