Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Postigo

Quien está mucho tiempo en el poder adquiere una relación cortijera, latifundista, con los asuntos públicos

La desmesura con lo formal contrasta en estos tiempos con la indiferencia ante lo que de verdad importa, el fondo y el trasfondo. Ahora va a resultar que con cuatro décadas de diferencia, los dos grandes enemigos de la autonomía andaluza han sido Lauren Postigo y Domi del Postigo. El primero con su famoso mensaje: "Andaluz, éste no es tu referéndum"; el segundo, por la presentación del acto institucional de las medallas y reconocimientos del último 28-F. La primera acepción de postigo en el diccionario de la Lengua es para más inri puerta falsa, como si de nuevo hubiera resucitado el espíritu del artículo 143 de la Constitución que bloqueaba la auténtica puerta que se le abría a los andaluces por el 151.

Hay algo muy saludable en el aluvión de críticas contra el acto en el Teatro de la Maestranza. Se critica con razón la falta de experiencia de los nuevos coreógrafos del asunto, noveles en estas lides, pero esta bisoñez no deja de ser también algo de lo que tenemos que congratularnos todos. No iba a ser para siempre la presencia de José Luis Uribarri como comentarista del festival de Eurovisión. Esa falta de tablas, no en lo profesional donde el presentador anda sobrado, sino en el guión, en la escaleta en el argot televisivo, es un síntoma de nuevos aires. Y en los reproches hay un síntoma preocupante. Cuando alguien, una legión de alguienes, está mucho tiempo en el poder, se cree con unos derechos casi feudales a mantenerse en él; adquiere una relación cortijera, latifundista con la administración de las cosas de los demás, que toma como suyas. Esa rabieta de niño al que le han quitado la piruleta subyace en cierta izquierda desalojada de los sillones, de las cámaras y también de un medio de vida y una manera de vivir.

Por un día de diferencia, los actos del 28-F en el Teatro de la Maestranza, frente a la Torre del Oro, no se juntaron con la final del Falla de Cádiz que por Canal Sur retransmitieron Manolo Casal y Modesto Barragán. Andalucía es Lorca y los Quintero, tierra tragicómica, "amor con odio" (Cernuda), una comparsa disfrazada de chirigota que con tanta medalla llenó su día grande de coros, como en una versión sureña de la ópera Boris Godunov o un pregón de Sabina en la plaza de San Antonio. Pasado el ruido, perdido el monopolio, hay que bajar el balón al suelo y decir lo de la chirigota del Selu y el Yuyu: tampoco es para ponerse así.

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