Crónica personal

Pilar Cernuda

Presidente

JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero es ya presidente de los españoles, que mayoritariamente le han otorgado su confianza para un segundo mandato, aunque su nueva comparecencia parlamentaria para solicitar el voto de los diputados ha sido decepcionante.

Como en el debate de investidura, y como ha ocurrido en los últimos meses de su mandato, presentó un panorama idílico de la situación económica española, un panorama ficticio, tergiversado, falso. Tuvo además la inconsciencia -o la desfachatez- de hacerlo cuando unas horas antes se había conocido el dato oficial de que se había disparado nuevamente el IPC, y cuando apenas un día antes el FMI había advertido que el crecimiento de España estaría en torno al 1,8 por ciento, una cifra sensiblemente inferior a la manejada por Zapatero y por Solbes. Es decir, que Zapatero se niega a reconocer que las cosas no van bien, y cuando un presidente se niega a admitirlo, difícilmente se puede esperar de él que tome medidas expeditivas para que empiecen a ir mejor.

No ha tenido más votos que los propios, lo que es significativo, pero lo irritante de su inicio de legislatura es el empeño en falsear las cifras y los escenarios.

No es cierto que la Justicia funcione, no es cierto que España sea un país con importante presencia en la política europea, como no es cierto que "la crisis económica que sufre Estados Unidos repercute en la situación española". La crisis también la sufre España, aunque el presidente se niege a reconocerlo. En su comparecencia ante los diputados se apuntó al irritante buenismo que ha impregnado su mandato anterior, lo que provoca una desazón insoportable cuando describe que los índices de empleo son muy buenos, que dentro de nada habrá más estabilidad laboral, que los inmigrantes tendrán vida digna y trabajo en España, la educación se encuentra en un nivel muy alto, los jóvenes tendrán asegurado el acceso a la vivienda y España es un país en el que los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier punto del mapa.

¿A quien pretende engañar? En función del lugar de residencia cambian los derechos y obligaciones, el nivel de formación de los estudiantes españoles está muy por debajo de la media, la crisis de la construcción ha llenado España de carteles de "se vende" sin que esos pisos están al alcance de los jóvenes, hay docenas de miles de inmigrantes que han perdido su empleo por la crisis de la copnstrucción, y desde luego no se les soluciona la vida ofreciéndoles microcréditos para que regresen a la tierra de la que salieron malamente huyendo de la miseria.

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