Primarias primarias

Las primarias del PP están dando más satisfaccióna sus críticos que a los acérrimos partidarios

En los análisis de las primarias del PP, casi todos 1) nos explican que el sistema es complicado y poco transparente, con su segunda vuelta mediada por unos compromisarios sin compromiso; 2) inciden en que las vergüenzas del PP han quedado al descubierto con tan pocos votos y, sobre todo, 3) se regodean en el hecho probable de que Pablo Casado termine derrotando a Soraya Sáenz de Santamaría, que ganó la primera vuelta, gracias a "un pacto de perdedores", con lo que se ha criticado eso a Sánchez. Entiendo el regodeo, pero comparar un pacto del PSOE con Bildu y con los independentistas catalanes con el apoyo de Margallo o de Cospedal a Pablo Casado no tiene mucha enjundia.

Lo que ha demostrado hasta ahora el sistema de primarias del PP, además de la bochornosa falta de participación, es que rigen en el partido unas lealtades casi feudalistas. Han sido unas primarias muy primarias, sin vuelo intelectual o político. A Cospedal la apoyaron los aparatos autonómicos donde ella había puesto líderes regionales y Juanma Moreno, que debe su cargo a Soraya, echó el resto por ella junto a sus mesmadas del sur: polvo, sudor y hierro. Y Arenas. Si no llega a ser por Andalucía, Pablo hubiese ganado. No sé, por cierto, si eso no resta fuerza a la victoria de Soraya, siendo el PP andaluz una fuerza históricamente perdedora.

Lo evidente es que en los votos ha pesado poco el discurso de los candidatos y la ideología. Alguien muy del PP me decía no entender cómo Soraya, tan fuera de los parámetros programáticos de las bases del PP, podía haber sacado tantos votos. Lealtades encadenadas aparte, ha pesado la inercia. Exige mucha cintura política pasarse siete años defendiendo a muerte la política y los planteamientos de Rajoy, que eran los de Soraya, y dejar de votarla, de la noche a la mañana, por esa misma política y esos mismos planteamientos.

Inercia en sus votantes que me lleva a un convencimiento. Si gana Soraya, es más que probable que muchos de los partidarios de los otros candidatos se sientan muy incómodos en el nuevo PP. En cambio, los votantes de Soraya, tan susceptibles a la inercia, al ejercicio del poder y a la sucesión sucesiva, se encontrarán enseguida como en casa defendiendo a los suyos. Ya veremos quién gana, pero los discursos y los programas, que han esperado tan agazapados durante todas las primarias, empezarán a tener su peso y sus consecuencias el día después.

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