A RIENDA SUELTA

J. P. Lobato

Prostituir el legado

COMO buen anfitrión de su tierra, da gusto cuando un forastero viene a Jerez buscando algunos de sus símbolos o tradiciones, como es la zambomba en esta época. Así me sentí yo el pasado fin de semana, cuando además ya se ha ganado la laboriosa batalla -no sé yo por qué- y llaman a las cosas por su nombre, no por el de 'zambombá' o 'zambombada'. El pasado domingo fue el día idóneo para dar una lección de arte y enseñar cómo hacemos nuestras tradiciones. Pasado el mal trago de un alumbrado que no es tan feo como se esperaba en un principio ni tan bonito se merece esta ciudad, quedaba disfrutar del ambiente, del jerez y sobre todo, de la zambomba. Cuál es mi sorpresa cuando entre de villancicos tan clásicos como 'Las calles de San Francisco' o 'Estando un curita' comienzan a sonar acordes de canciones que lejos de la Navidad, son propias de una verbena como "María Cristina me quiere gobernar...". Soy muy fan de las verbenas, pero hay que llamar las cosas por su nombre y comenzar a cuidar de lo nuestro, y no prostituirlas hasta llegar al punto en que no se reconocen.

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