TRIBUNA LIBRE

Manolo Montero

Prudencia y algo más...

UNOS cuatro millones de extranjeros tienen su residencia en España. Buscan en nuestro país la realización de un sueño: "Ser como nosotros": Calmar el hambre, creer en la esperanza, vivir como el vecino. La política de regularización de inmigrantes no tiene marcha atrás. Entre otras, por dos razones fundamentales: la primera, porque se trata de un problema económico. Todos los inmigrantes están aquí para trabajar. Si no encontramos una manera simple y justa de mantenerlos en este país, eso causará la destrucción de millares de negocios. La Encuesta de Población Activa revela que la mitad de los nuevos empleos creados en los últimos cinco años (2,6 millones) han sido ocupados por inmigrantes y se estima que en 2005 los inmigrantes aportaron el 2,6% del PIB.

La segunda, porque resulta a todas luces impensable retornar a millones de personas que tan solo quieren vivir como nosotros creemos que se debe vivir: con dignidad. Y lo quieren hacer en nuestros territorios. Donde únicamente es posible en estos momentos. En un mundo sin fronteras ideado, en un principio, por el "internacionalismo proletario" y aplicado con eficiencia liberal por el "capitalismo financiero".

El fenómeno de la inmigración ocurre en Francia, en Alemania, en Gran Bretaña, en España. También en EE.UU. Ocurre en todo el hemisferio desarrollado que en su día expoliaron las riquezas de lo que después quedó en llamarse 'Tercer Mundo'. Desde el Occidente rico de comienzos del siglo XX, nos lanzamos a colonizar el planeta. Colonizamos los pueblos en su empeño. Nos apropiamos de sus riquezas. Doblegamos su espíritu y suplantamos su cultura protagonizando su futuro en beneficio del nuestro De sus esfuerzos, colmamos nuestras reservas a principios del siglo pasado. Y con su esfuerzo saneamos nuestras cuentas a comienzos del nuevo siglo

El alemán-estadounidense Gonder Frank, defiende con su doctrina que si los países pobres tuvieran que recorrer las distintas etapas o "estadios" para evolucionar en su desarrollo y alcanzar el bienestar de los ricos, esto supondría que deberían acometer expoliación y saqueo, en clara imitación de un modelo histórico violento y explotador. Cosa nada aceptable en términos intelectuales y éticos.

Los mismos términos que nos llevan a rechazar el programa oculto del PP con los inmigrantes. No intento simplificar de manera excesiva la controversia sobre la inmigración. No se trata de un problema de rápida solución. Pero en asuntos de inmigración, la temeridad del Partido Popular genera daños, que más allá del temor, presenta rasgos preocupantes para la convivencia ciudadana.

Un principio en economía dice: "las personas racionales piensan en términos marginales". Perfectamente comparable con: es preferible que un inmigrante pueda hacerse una mamografía en nuestro país antes que obligarle a abandonar nuestro mercado de trabajo. Porque, el coste para la Seguridad Social, (con las aportaciones a la seguridad social de los inmigrantes actuales se pagan las pensiones de un millón de españoles), en ningún caso es equiparable con la aportación que hacen a nuestro Producto Interior Bruto. Compartir este principio de teoría económica, no implica enfrentarlo nunca ante el derecho universal a la asistencia sanitaria en España. Los inmigrantes cotizan como currantes, al igual que lo hacemos nosotros. Iguales en obligaciones, iguales en derecho.

En la presente legislatura, Zapatero y su gobierno regularizaron la situación de un número importante de inmigrantes ilegales en España. Tras las críticas recibidas del PP y la "tangana" recibida por Sarkozy, éste se encuentra en la tesitura de regularizar en Francia lo mismo que Zapatero hizo en España.

Los EEUU tras las próximas elecciones presidenciales de Noviembre tendrán que abordar la regularización de millones de hispanos ilegales en su país. Aunque el 12% de la población estadounidense es inmigrante con residencia reconocida "tarjeta verde". Hay en la actualidad entre 12 y 15 millones de inmigrantes ilegales que trabajan en EEUU a la espera de su legalización.

Por tanto, hablar de inmigración requiere de prudencia. Y de la templanza en el trato que merecen los asuntos que alteran las fibras del pueblo. Porque, no todo cambio es razonable, ni cualquier posición racional es deseada. Y con el alma del pueblo no se juega. Pueblo de hombres y mujeres que vivimos la emigración tras una larga noche fracasada y ruin. Dichoso pueblo solidario el pueblo andaluz, donde hoy el huésped se siente en acogida por quienes entonces fuimos peregrinos por el mundo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios