Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Los Pujol y sus 290

El latrocinio del 'tres percent' supera a los del PSOE y a los del Partido Popular, y el 'procés' parte de ahí

Quien se monta en una bicicleta ajena durante un tiempo suficiente -para los más desahogados, con poco tiempo basta-, acaba haciéndola suya, y se pondrá muy digno y se sentirá muy ofendido si su verdadero propietario se la reclama o le afea su mal cuidado. No sólo eso, sino que estará convencido de que su posesión es propiedad legítima, y que la bicicleta existe para ser suya: la ductilidad de una conciencia humana es proporcional a la condición trincona de su titular. Esta semana, la UDEF ha valorado el latrocinio desde el poder del Clan Pujol en una cantidad -290 millones- que supera a Bárcenas y la corrupción del PP y a la del PSOE con los ERE. Me pregunto si la familia del prócer de la patria catalana, al bendecir la mesa como hicieron ante las cámaras en un documental de 2012 y hacen a diario, sienten algún remordimiento, y si cuando dicen sus pecados al confesor consideran su sangrado de los recursos públicos como un pecadillo tan venial que no vale la pena comentarlo, con lo incómodo que se está de rodillas. Más bien apostaría a que sienten un extra de apetito al saberse salvadores de su patria oprimida, esa a la que los africanos septentrionales no paramos de desvalijar desde el bar con las subvenciones que ellos, los buenos catalanes, costean. La pirueta mental -y moral- es de campeonato.

Se ha dicho aquí otras veces, pero viene al caso de nuevo: en una medida considerable, es la investigación policial y judicial contra los capos bandoleros del tres percent la que desencadena el procés independentista catalán, poniendo en liza toda la carne en el asador y todo el arsenal propagandístico dispuesto para la guerra vestida de pacifismo y hasta de una superioridad cultural que diríase genética (arsenal también institucional, y ya llegan los juicios a los adalides de la declaración de independencia desde el poder). Tal estrategia de tinta de calamar ha sido una ataque a todo el país, y particularmente a al menos la mitad de Cataluña, que se ve señalada por los autoungidos catalanes pata negra como gente que debe responder al "conmigo o contra mí" de los que abrieron la gran herida. Muchos de éstos parecen practicar lo que decía Roosevelt sobre el tirano nicaragüense Tacho Somoza: "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Y tomen la vulgaridad como un símil, un poco machista si quieren; un paralelismo que viene al caso: no hay que dudar que la madre de Don Pujolone era una santa. También. Como la matriarca, Marta Ferrusola: "Soy la Madre Superiora". Amén.

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