Querer no es poder

Que la mayor manifestación a favor de acoger refugiados ha sido en Barcelona nos anima a reflexionar

A LOS organizadores de la gran manifestación "Vollem Acollir" de Barcelona hay que reconocerles muchos méritos. Su poder de convocatoria, sus buenos sentimientos, la emoción reivindicativa de su causa a favor de los refugiados... Y su oportunidad de lugar y de tiempo, más amarga, no menos necesaria.

Justo en Barcelona e, incluso, en la misma manifestación (donde se corearon gritos en contra de "los españoles", refiriéndose a los españoles no catalanes) hay un problema de falta de integración de parte de la población en cierta medida porque son o descienden de personas que también llegaron a Cataluña por necesidad. Quieren acoger, sí, pero no han terminado de acoger del todo o, habiendo terminado, ahora quieren desacoger. Es un no parar.

Esa problemática con la inmigración interior está contaminada de motivos políticos, sociales, laborales, económicos, lingüísticos, culturales y lo que se quiera, por supuesto. Pero nada permite aventurar que la integración de los refugiados actuales vaya a ser más fácil, sino todo lo contrario. La alegría con que se quería acoger en la manifestación se compadece mal que los conflictos que ese acogimiento va a causar, que pueden profetizarse según los conflictos que el otro acogimiento está creando. Resultaba muy gráfico que todo ocurriese en Barcelona, pared con pared, como quien dice, para que resaltase por proximidad, digamos.

Además, el momento de la manifestación ha coincidido con varios asaltos masivos a las vallas de Ceuta y Melilla, que sirven de contraste y también de aviso. Y con la hambruna de Sudán del Sur, que, aunque lejana, tampoco deja de ser una advertencia. Hay quizá un racismo latente en considerar que nosotros estamos libres de las lacras de la pobreza y del desorden por predestinación genética. Tomados uno por uno no somos mejores que nadie de ningún país del mundo, por pobre que sea. Aquí nos sostienen las instituciones, la inercia de trabajo y riqueza de varias generaciones, la eficacia del Estado, la vitalidad social, los mil y un equilibrios sobre los que vivimos.

En conjunto, la manifestación "Vollem Acollir" ha sido un éxito, incluyendo sus claroscuros. Nadie niega que queremos acoger y que es una causa justa y benéfica. Pero para que querer sea poder, hay que andarse con tiento y pendiente de los efectos. Donoso Cortés nos avisó contra los que levantan tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.

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