PUEDE respirar hondo cuando se cumplen los primeros 500 días de su Gobierno porque empieza a levantar cabeza, aunque a Rajoy no le gusta transmitir excesivas esperanzas en el futuro, escaldado por los brotes verdes de Zapatero que tanto daño hicieron al Gobierno anterior.

Días atrás el jarro de agua fría fue de los que hacen historia, agravado por el rostro fúnebre con el que Santamaría, Guindos y Montoro presentaron el nuevo paquete de reformas. Sin embargo, el presidente tiene motivos para sentirse más animado tras este puente que ha pasado en familia cerca de Madrid: la prima de riesgo se ha colocado en unos índices que no se conocían desde hacía años y que suponen un ahorro considerable en los intereses de la deuda, la Bolsa se mantiene en un alza moderado, se han conocido algunos proyectos de inversión internacional que indican que se recupera poco a poco la confianza, los barones y alcaldes se han resignado a aceptar una reforma que el Gobierno considera indispensable para la supervivencia de las administraciones públicas y, lo que es más importante, el paro se ha reducido en abril en casi 50.000 personas.

Mañana el presidente expondrá en el Congreso sus reformas, y puede presentarse ante los parlamentarios de la oposición con unas cifras que auguran un cierto repunte de la economía. Para facilitarle aún más las cosas, Rubalcaba ha presentado el plan de creación de empleo que pretende pactar con el Gobierno, y plan no es nada de otro mundo, entre otras razones porque cuesta en torno a 30.000 millones de euros que el secretario general socialista no indica de dónde van a salir, qué partidas presupuestarias va a reducir. Y además Rajoy puede presentar también al congreso un acuerdo con el nuevo primer ministro italiano, Letta, de trabajar conjuntamente en Bruselas para defender los intereses de dos países que, si se unen, pueden pisar fuerte en una Eurozona donde empieza a resquebrajarse la eterna alianza de Alemania y Francia.

Guindos ha dicho que ha quedado atrás "el periodo más duro", y el ministro de Economía no es de los que lanzan brindis al sol, suele medir sus declaraciones para no pillarse los dedos. Ojalá no se equivoque y Rajoy pueda sacar cabeza, no sólo levantarla. Porque sería indicativo de que efectivamente se produce una cierta mejoría. Si no se atraganta septiembre, un mes que en los últimos años no ha sido más que causa de desilusiones, frustraciones y disgustos.