Hace un par de días, la Junta de Andalucía hizo públicos los nombres de los que, la mañana del 28 de Febrero, recibirán las Medallas de Andalucía, así como los designados con el honor de Hijos Predilectos. Perfecto. Entre ellos está el nombre de Joaquín Sánchez, un portuense que es jugador de fútbol y cuenta chistes. Andaluces futbolistas ha habido - los hay - muchos y muy buenos y andaluces que cuentan chistes, miles. A casi ninguno le han dado nunca nada y, la inmensa mayoría, sólo pasarán a su historia anónima por lo que han sido. El jugador va a escribir una página de mayor gloria. Yo me alegro por él. Sin embargo, existen muchísimos, cientos, miles, de grandes andaluces que, sin ser jugadores -o siéndolo - ni contar chistes - o contándolos y muy bien -, han escrito páginas de indiscutible valor que merecen los más excelsos reconocimientos y que nunca los van a obtener. Eso pasa todos los días. Los honores los reciben muy pocos. Felicito al futbolista galardonado pero echo de menos justas condecoraciones que nunca llegarán. Dentro de poco se darán a conocer las más altas consideraciones de esta provincia que, con motivo del 19 de marzo, la Diputación de Cádiz concede para honrar a los gaditanos más ilustres. Llevo más de quince años solicitando, pública y privadamente, de viva voz y por escrito, que de una vez por todas, se conceda la Medalla de la Provincia, a título póstumo, a Manolo Alés; aquel que tanto hiciera por el arte y que luchó para que su pueblo, La Línea, se convirtiera en toda una gran referencia para la creación plástica. Lo hice cuando estaba vivo y lo sigo haciendo después de que nos dejara. Manolo Alés no contaba chistes ni jugó al fútbol; sin embargo, su labor dio grandeza al arte de La Línea, del Campo de Gibraltar y de toda la provincia de Cádiz. Y los políticos, de ayer y de hoy, todavía, no se han enterado.

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