La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Reencuentro con Torra

Antes a Torra ni se le cogía el teléfono, pero ahora que ha sido inhabilitado y abandonado se le visita para negociar

Durante la campaña electoral no se le ponía al teléfono (Sánchez a Torra). Cataluña ardía por las protestas contra la sentencia del procès, y Torra actuaba como pirómano mayor. Por eso el presidente del Gobierno no atendía sus llamadas para sentarse a dialogar. También, se dijo, lo que había entonces en Cataluña era un problema de convivencia entre catalanes. Debían resolverlo ellos.

Ahora no. Ahora el problema de convivencia intercatalana ha pasado, como por ensalmo, a un plano secundario, y lo que hay es un conflicto político entre España y Cataluña (justo el enfoque de siempre del independentismo). Un conflicto para cuya superación no basta con aplicar la ley, hace falta diálogo, mucho diálogo, el diálogo como taumaturgia, que Pedro Sánchez abre con una Agenda para el Reencuentro que contiene 44 ofertas sobre reivindicaciones catalanas y Quim Torra zanja con su cantinela pétrea de amnistía, autodeterminación y fin de la represión.

Resulta paradójico que la Agenda para el Reencuentro se dirija en realidad a allanar la negociación con Esquerra Republicana de Catalunya -hizo posible con su abstención la investidura de Sánchez y en sus manos, vía presupuestos, está la continuidad o no de éste- con el señuelo del nuevo tripartito catalán (ERC, PSC y Podemos) como gran logro político, pero se presente formalmente al máximo enemigo interno de la operación, que no es otro que Torra, y su amo y señor Puigdemont, que serían sus víctimas directas.

Más paradójico aún es que aquel al que no se le cogía el teléfono porque no hacía nada por parar los disturbios del otoño, sino todo lo contrario, sea ahora el interlocutor privilegiado del Gobierno de España. Es el mismo Torra quien pedía apretar a los vándalos que destrozaban y quemaban las ciudades catalanas y no pierde ocasión de amenazar con volver a hacer lo que hicieron en 2017 y les condujo a la derrota. El mismo, no, es peor: desde la última campaña electoral le han pasado algunas cosas. Por ejemplo, que ha sido inhabilitado por desobediencia, que ha perdido su escaño de diputado en el Parlament -gracias al cual pudo ser elegido president- y que, qué remedio, ha anunciado que la legislatura toca a su fin y que convocará elecciones anticipadas. Otras.

A este presidente nada honorable, ilegitimado por la Justicia, que siempre ha sido poco y ahora no es nada, títere de un prófugo, es a quien ha visitado Sánchez.

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