Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Saldaña: perdones y silencios

Hay partidos donde los trapos sucios se lavan en casa y otros que no saben hacerlo sin tender y airear en la calle las manchas y olores. Entre los que tradicionalmente han sabido guardar más tiempo y con más opacidad esos trapos está el Partido Popular. Con alguna excepción, es norma general en esta formación política desde su creación que las diferencias internas no traspasen el portal de sus sedes hacia afuera y, de hacerlo, las consecuencias suelen ser funestas para quienes son responsables.

Buena prueba de ello es el caso de Antonio Saldaña, cuyo futuro político se desconoce diez días después de que fuese detenido por dar positivo en alcoholemia al volante (más de tres veces lo permitido) y causar daños con su vehículo a otros tres coches. Ante la contundencia de los hechos, Saldaña hizo lo que otros políticos antes en su lugar, pedir disculpas y restar importancia a los hechos por no haber causado daños personales y tratar de justificar en parte lo sucedido porque había estado antes en "una comida de trabajo". Pero no dimitió, en la línea de la gran mayoría de políticos en su misma situación. Eso fue un jueves.

Hasta cerca de cincuenta horas tardó en reaccionar su partido a nivel provincial, pidiéndole que dejase los cargos la madrugada del pasado domingo. Pero a día de hoy, diez días después del incidente, no se sabe qué pasó entre esa petición de su partido y el martes, cuando el mismo órgano provincial rectificó y anunció que Saldaña dejaría el cargo de portavoz del PP en la Diputación pero no su cargo de concejal en Jerez, con lo que también, en teoría, sigue siendo a estas horas diputado provincial y puede ser portavoz municipal.

Saldaña rompió ayer este silencio atronador y volvió a pedir perdón, esta vez a través de un vídeo que colgó en redes sociales. Pero no aclaró su futuro ni lo que ha pasado, dejando entrever, como el provincial, que seguirá trabajando en su partido desde Jerez. El vídeo de disculpas puede ser parte del acuerdo al que hayan llegado el jerezano y la dirección de su partido. Pero esto es sólo una especulación porque oficialmente no se sabe nada nuevo desde el martes.

La estrategia poco transparente del PP alimenta chascarrillos y rumores para todos los gustos, desde que el portavoz jerezano amenazó con llevarse a la mayoría de los concejales con él (¿a dónde?) a que tiene en su poder datos comprometedores de compañeros de partido que han querido cobrarse su cabeza o que esta solución salomónica es el primer paso de un acuerdo que pasa por buscarle acomodo (¿dónde?). Son y serán tantas las teorías, conspiranoicas o no, como las horas que pasen sin que alguien diga, más allá de las disculpas, qué va a pasar con el último alcaldable popular de la quinta ciudad de Andalucía y si el pulso a esta hora continúa o no.

En el lado opuesto está el PSOE, a cuyas diferencias internas entre compañeros de partido sólo les falta que se retransmitan en directo. A los socialistas, que también han tenido cargos envueltos en casos similares y no han dimitido -sin que esto sirva de justificación alguna del comportamiento del edil popular- les han regalado un bomboncito. Pero su sobreactuación en este asunto, con peticiones reiteradas de cese inmediato por parte de concejales, diputados provinciales y hasta senadores, puede pasar de la maniobra de desgaste habitual de manual a trasladar el mensaje de que, en el fondo, están deseando que Antonio Saldaña se vaya porque es un adversario molesto.

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