No pretendo con este titular incitar a la ciudadanía a una rebelión y a incumplir las recomendaciones de las autoridades más en boga actualmente. Ni mucho menos. Me quiero referir a la posibilidad que sí tienen el resto de los seres vivos que nos acompañan en el planeta Tierra, que no sufren esta pandemia y que aprovechando el confinamiento de la especie humana, pueden salir y adentrarse en territorios nunca hollados por ellos, puesto que eran lugares habituales de presencia del "Homo sapiens"(sic).

En efecto, hemos visto vídeos de osos transitando por calles de localidades asturianas, cabras monteses por plazas de ciudades manchegas, ciervos bajando a la playa por su correspondiente paseo marítimo, en definitiva animales explorando los espacios que hemos dejado vacíos y que algunos tendrían como suyos cuando la especie humana aún no había llegado a este rincón del Sur de Europa.

Pero no hay que irse muy lejos en nuestra propia ciudad se contemplan escenas que podían suponerse de un paisaje rural. Me cuentan amigos que desde sus ventanas contemplan perdices en rotondas, conejos en otras y mi amigo Enrique desde su confinamiento en la zona sur me manda una foto con un bando de moritos (Plegadis falcinellus) en una charca, producto de las recientes y bien recibidas lluvias primaverales. Y hasta un cárabo (Strix aluco) rapaz fundamentalmente nocturna lo he podido observar cazando un roedor con las primeras oscuridades de la noche, recién puesto el sol.

Por cierto, que días más hermosos en esta radiante primavera que contemplamos desde nuestros hogares. Y qué tranquilas van a criar las aves urbanas y campestres, ésta es la época de nidificación, sin las perturbaciones que causan nuestra presencia.

Parte de este espectáculo lo podemos admirar desde nuestras ventanas, terrazas. Por cierto, seamos generosos, nuestros humildes gorriones no tienen las miguitas de los desayunos de la calle. Proporcionémosles nuestro pan sobrante, lo agradecerán.