La esquina
José Aguilar
¿Gobernar sin el Legislativo?
Imagino a Rafa Latorre, autor del libro sobre el procés Habrá que jurar que todo esto ha ocurrido (2018), tirándose de los pelos por el estupendo título que ha desperdiciado. Lo que ocurrió en Cataluña hasta 2018, siendo, por absurdo, increíble, es nada con lo que está pasando ahora y va a pasar. ¿Quién podría adivinar que la democracia que nos hemos dado terminaría dándonos esta paliza? Las grabaciones de Sánchez diciendo que jamás haría ni por asomo exactamente lo que está haciendo sin solución de continuidad son alucinantes.
Lo peor de todo es el desprestigio profundísimo al que se está sometiendo a las instituciones democráticas. No sólo es que ya no haya un español que crea en la palabra de nuestro presidente del Gobierno, que se dice pronto. Además, tampoco podemos creer en sus acciones. ¿Alguien duda de que la intervención de las cuentas andaluzas no se habría producido nunca jamás de ninguna de las maneras si el socialismo estuviese gobernando aquí? También se escribe pronto, pero hay que leerlo despacio: nadie o casi nadie duda que las acciones del Gobierno contra una comunidad autónoma responden a motivaciones estrictamente partidistas.
Adornadas, encima, con la parafernalia más cínica, esto es, mientras Sánchez aspira a que los dos partidos que gobiernan en Andalucía le regalen la presidencia con su abstención, a la vez que se humilla ante las comunidades desleales a España y, para remate, cuando su ministra de Hacienda es la responsable de las mismas irregularidades que justifican la intervención.
Por muy poco que le importe su prestigio a Sánchez, intrigan las razones de saltar a este charco tan embarrado. Se me ocurren dos, compatibles. La oscura sería una demostración de fuerza ante los nacionalistas de que él puede ser muy duro… con los otros. Les regala la negra honrilla de serlo a los que siempre han querido ser diferentes. Recuérdese que Andalucía fue la inventora del «café para todos».
Más evidente es la otra razón: a Sánchez le preocupa la rebaja fiscal andaluza. Va a necesitar muchísimo dinero para pagar la factura de su presidencia a los independentistas. No puede venir nadie a aflojar la presión fiscal a los paganos de este cambalache: nosotros. En resumidas cuentas, en España se puede cuestionar la soberanía nacional, las más altas instituciones del Estado, el derecho a la vida o la igualdad entre españoles. No se pueden bajar impuestos.
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