La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Tenemos Sánchez para rato

El PP imita al escorpión que, cercado por el fuego, se clava su aguijón

El éxito de las políticas de polarización del PSOE, con la inapreciable colaboración de un PP enloquecido, es absoluto. Zapatero convenció a muchos de que el PP era el heredero del franquismo. En su versión más light, un hijo neoliberal del franquismo desarrollista de los 60, el del aperturismo de Fraga, al fin y al cabo patriarca fundador del PP. Y en el peor, del franquismo duro, camisas azules bajo las corbatas liberales, nostalgias imperiales tras las profesiones de fe europeístas, "ley mordaza" frente a las libertades o negacionismo frente a la memoria histórica que, legítima cuestión de dar digna sepultura a los muertos aparte, es una apropiación indebida por parte del PSOE de la Segunda República a la que desde el principio Largo Caballero y otros sentenciaron por burguesa, para echarle encima el golpe de Estado y la dictadura al PP. Y la cosa funcionó.

Sánchez extremó esta estrategia aprovechando el ascenso de Vox. Pasando por alto que él cogobierna con Unidas Podemos y se apoya en EH Bildu y ERC, chuleó al PP en sede parlamentaria tendiéndole la mano de la abstención en Castilla y León como la bruja le tendía a Blancanieves la manzana envenenada: "Si explica que la ultraderecha es un peligro para la democracia, a lo mejor nos podemos entender; si explica que hay que poner un cordón sanitario a quienes cuestionan los derechos y libertades de las mujeres y del colectivo LGTBI, a lo mejor nos podemos entender; pero antes haga una cosa: pida a todos aquellos y aquellas que pactan con la ultraderecha en Madrid y fuera de Madrid que rompan esos acuerdos". En estas se estaba cuando al PP le dio por imitar el comportamiento atribuido al escorpión que, cercado por el fuego, se clava su aguijón.

El círculo de fuego es la torticera pero astuta maniobra del PSOE de tiznarlo de franquista, primero y después de filofascista si pacta con Vox o se apoya en ellos. El aguijón suicida es el actual escándalo, la actual bronca, la presente vergüenza, el bochornoso espectáculo de la guerra sucia con acusaciones internas de corrupción, espionaje y chantaje que ayer logró esta rara unanimidad en la prensa: "Casado y Ayuso dinamitan el PP" (El País), "La guerra de Casado contra Ayuso desangra al PP" (El Mundo), "Guerra civil en el PP " (ABC), "Guerra en el PP" (La Razón) o "La guerra interna abre en canal a un PP roto" (nosotros). Tenemos Sánchez para rato.

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