Cuarto de Muestras

Sarcasmo

Habría que prohibir utilizar el nombre del flamenco en vano

Al flamenco le quisieron hacer en Jerez una ciudad de diseño y carísima mientras sus dos barrios gitanos morían de pobreza y abandono. Alrededor del solar donde iría la ciudad creció una zona especulativa que ha derruido parte del barrio de San Mateo en espera de esa Ciudad del Flamenco que nunca llegó. Ahora anuncian que le quieren hacer al flamenco una capital europea de la cultura. Habría que prohibir utilizar el nombre del flamenco en vano.

Y es que en plena campaña política de las elecciones municipales el PSOE de Jerez anunció la presentación de la candidatura de Jerez como "Capital Europea de la Cultura" para el año 2031. No explicaron cómo se formulará esa candidatura, con qué apoyos y presupuesto. Simplemente explicaron que el proyecto estará sustentado en el flamenco como vehículo de cohesión social. Lo de la cohesión social es literal. No se puede definir de un modo más triste y burocrático al flamenco. Olvidaron explicarnos que Jerez tendrá que competir con Granada y Burgos que ya se han postulado y, posiblemente, con Toledo, que anda también detrás de presentar su candidatura. No sabemos si la propuesta jerezana es seria o tan sólo pretendía colorear la campaña electoral de exotismo.

Lo primero que a cualquier jerezano se le viene a la cabeza cuando escucha esta proposición es que la candidatura es incompatible con el estado de suciedad de las calles y el profundo deterioro del centro, su casco histórico y no tan histórico. Postularnos avergüenza porque hasta la ciudad más pobre cuando pretende cualquier cosa al menos presume de limpieza.

La cantidad de casas, calles e incluso barrios caídos causa desolación. Ninguno de los gobiernos que ha tenido Jerez se ha ocupado de cuidar, limpiar, restaurar y proteger la parte más antigua de la ciudad que está medio deshabitada, envejecida y pobre. Falta también conciencia ciudadana. Es más, al centro se le ha aislado en pro de los nuevos centros comerciales que disponen de cómodas vías de acceso en coche y aparcamiento gratis. La población se dejó seducir por las casitas adosadas en las zonas periféricas y huyó del centro, caro, incómodo, inseguro, sucio y cada vez más deshabitado.

Vivir en el centro debería ser un orgullo, no un viso de marginalidad. Tendríamos que mimar a quien invierte en el centro y le da vida. Entre tanto Jerez, Capital Europea de la Cultura, suena rimbombante, casi sarcástico. Una pena.

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