Sólo sé que no sé nada

Antes de acusar de machista a los jueces, Podemos atacó al ministro de Justicia y la prensa. Ahora a Yolanda Díaz

E N marzo de 2020, el vicepresidente Pablo Iglesias salió en defensa de su esposa, la ministra de Igualdad. Cual caballero andante, lanceó verbalmente al titular de Justicia Juan Carlos Campo, que había osado reprochar a Irene Montero deficiencias técnicas en el borrador de la Ley de Libertad Sexual que preparaba su Ministerio. Para el jefe de Podemos el ministro era un machista frustrado. Lázaro Carreter cita a Voltaire en El dardo en la palabra: "Le purisme est toujour pauvre". Además del purismo, el fundamentalismo también es siempre pobre. Quizá por eso abunda en descalificaciones.

Dos años y medio después, Irene Montero está en un embrollo por la aplicación de aquella ley, llamada sólo sí es sí, que ha facilitado la reducción de penas a condenados por violencia machista. Algo que enturbia la entrada en vigor de una ley necesaria, en la que el consentimiento de la víctima se ha convertido en clave para los delitos sexuales. Pero la precipitación y el afán de culpar a quien pusiera objeciones han dejado a la ministra a la intemperie.

El 2 de noviembre, en una comisión en el Congreso, Montero sostuvo que con la nueva ley no cabían revisiones de penas. Amonestó a la prensa por hacer "titulares escandalosos para generar terror sexual, para volver a criminalizar y poner en cuestión los avances feministas y hacer dudar a las mujeres". Y aseguró que "todavía no se conoce una sola reducción de penas y no se va a conocer; es propaganda machista". Una vez acreditadas las revisiones, la ministra ha acusado de machistas a los jueces.

Tanto el Consejo de Estado como el Poder Judicial habían advertido de fallos en la ley. La buena intención no basta, si se confirma la reducción de penas quedará en evidencia el Gobierno que la propuso, pero también el Congreso y el Senado que la aprobaron. Y lo que ocurre es un aviso para el trámite, también precipitado, de la llamada ley Trans.

Es fascinante la actitud de Montero: nunca comete un error, jamás tiene dudas, siempre está en posesión de la verdad y la virtud. No es admisible que se atribuya la representación de todo el feminismo. Ni que desde Podemos califiquen de "cacería" las criticas a su ciega defensa sobre la perfección de esta ley. Ayer el caballero errante volvió a lancear desde twitter al periodismo o la derecha judicial y calificó de miserable, cobarde y estúpido ponerse de perfil, en alusión a Yolanda Díaz. Un poco de humildad no les vendría mal, no tienen por qué llegar al socrático sólo sé que no sé nada.

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