HOY mismo se reúnen en San Telmo -bien por la rapidez- la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el nuevo presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, quien, en su primero discurso recién elegido, propuso un pacto con su hoy anfitriona, cuyo principal objetivo sería la lucha contra el paro en Andalucía. Está bien que hablen, aunque sería de ilusos pensar que, en este primer encuentro, vayan a cerrar ese gran acuerdo que ya se ha intentado en otras ocasiones sin que, hasta ahora, haya cobrado. Hay muchas historias detrás, muchos desencuentros y muchos recelos mutuos. Pero, para empezar, es un buen síntoma esta rápida reunión que indica que, cuando menos, los dos tienen ganas de entenderse.

La verdad es que Susana y Juanma, o Juanma y Susana, tienen algunos puntos en común que podrían facilitar el diálogo. Los dos pertenecen a la misma generación, hablan un lenguaje parecido y tienen trayectorias partidistas con bastantes similitudes. La diferencia está en que Susana ya ha llegado y Juanma quiere llegar a donde está Susana. Así que tiene la legitima aspiración y, según Rajoy, la misión de conseguirlo. Por eso, aunque lo de hoy es más bien un gesto de cara a la galería, al personal no le desagrada, sino todo lo contrario, que siempre ve con buenos ojos este tipo de acercamientos. Pero no debería de quedar ahí la cosa, sino que, además de los saludos y poses protocolarias, sería muy bueno que sirviera esta reunión para sentar las bases de futuros entendimientos y abrir nuevos cauces de diálogo que, en los últimos tiempos, han estado prácticamente bloqueados. Si hay buen rollito personal, el tema será más fácil.

Los dos, Susana y Juanma, acumulan mucho poder institucional. Ella, directamente, porque es la presidenta de la Junta, y él, por delegación, ya que, entre sus retos y funciones, están los de coordinar la acción de muchos gobiernos locales y provinciales que están en manos del PP, y que representan los intereses de gran parte de los andaluces. Cierto es que personalizan dos poderes enfrentados en el campo de batalla partidista, pero no tienen por qué serlo en el institucional. Tal vez, sólo tal vez, Susana y Juanma puedan dar los primeros pasos para encontrar esa fórmula, casi mágica, que permita compaginar la lealtad institucional con la confrontación partidista, lo cual iría en beneficio de Andalucía entera. Así que esto queda hoy, por el momento, en manos de Susana y Juanma.

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