La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

¿Tapas a la granaína o a la sevillana?

El debate es 'simple': mendigamos tapas (malas) o pagamos y elegimos

Las polémicas en Granada son como el Guadiana; van y vienen según sople el viento. Periódicos de media España se hacían eco hace unos días de la supuesta amenaza del alcalde de acabar con las tapas. No fue un tema viral, pero casi. Lo que dijo, en realidad, es que no se iban a promocionar más y se atrevía a pronunciase sobre una vieja queja de los hosteleros: que Granada no tiene estrellas Michelín, que no logra posicionarse en alta gastronomía, por culpa de las "tapas gratis"... Y porque las administraciones no apoyan a los restaurantes como en otras ciudades.

Como se podrán imaginar, Paco Cuenca tuvo que recular (matizar) a contrarreloj. De casualidad coincidimos en un pequeño restaurante del centro, uno de los que están demostrando que hay vida más allá de la tapa, y todavía estaba afectado. Más bien encendido. No me repitió lo de la "folletaíca de la polémica" que escribió en Twitter, pero me quedaron claras dos cosas: que era consciente de que meter la pata en un tema como éste puede costar unas elecciones (y los socialistas se juegan mucho en las municipales de 2023) y de que en Granada seguimos sin ser capaces de enfrentarnos al fondo del asunto. El que tiene que ver con quienes aprovechan el tirón de la tapa para ofrecer basura, los que te obligan a mendigarla, quienes se la ahorran en cuanto pides una ración… Pero todo esto tiene que ver con la mala restauración y con la picaresca, no con Granada como destino turístico y universitario de primer nivel.

¿Tapas gratis a la granaína o tapas pagadas a la sevillana? Ahí sí hay debate: ¿elige el dueño del bar y te aguantas o elegimos nosotros decidiendo cuánto gastar y en qué? Aunque es una trampa hablar de gratis porque ya se cobra con el extra de la caña o el botellín, pensémoslo bien: ¿creemos que nos van a rebajar ahora el precio si cambiamos de sistema?

No seamos ilusos. Ya lo vimos con el salto al euro: todo lo que puede subir, sube. Y sin marcha atrás. La asignatura pendiente (e incómoda) en la restauración, y no solo en Granada, es la de la calidad y la seriedad. Sin atajos. Hay momentos y preferencias para todo. Para tapear con los calamares de La Chana, el arroz de Los Manueles o la fritura de los Diamantes (todo gratis) y para "saborear sin prisa" en Bardana, Betula Nana o Atelier. Si vienen a Granada, aquí tienen una buena ruta por la que empezar. El debate de la tapa hay que afrontarlo. Cuanto antes y con autocrítica.

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