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Tierra de Nadie

Alberto Núñez Seoane

La democracia: del serrallo a la mancebía, no la sacan del burdel

No es lo mismo un burdel en democracia, que la democracia en un burdel. El primero de los supuestos, sería un regocijo; el segundo, es una aplastante tragedia.

Por fortuna -permítanme el inciso-, 'democracia' termina en 'a', así que no he de preocuparme por si alguien -que no me importa nada en absoluto y cuyas opiniones, por ende, me son del todo irrelevantes- se sintiese ofendido conmigo por no haber sido un poco hortera, y muy empalagoso, al no hacer uso de ese infumable bodrio al que se conoce -yo, por fortuna, de muy lejos- como: 'lenguaje… inclusivo'. Porque claro, si el sustantivo original, en lugar del que es, hubiese sido: 'democracio', al amparo de la doctrina del actual régimen feminista, políticamente correcto, hubiese debido referirme al asunto como: 'democracio y democracia'; pero como el vocablo, gracias a Dios -y a la etimología-, tiene la feliz suerte de desembocar en la primera de las vocales, pues no hay problema.

Resulta que a la autodenominada: 'izquierda progresista', "la única capaz de garantizar las libertades de los ciudadanos, guardiana incansable de la democracia, garante del respeto absoluto a la voluntad popular y los derechos humanos, salvaguardia de la Justicia y luchadora implacable contra la tiranía, la opresión, la desigualdad, la corrupción y la miseria moral"; resulta -decía, y ya sin entrecomillado- que se le han caído los pantalones, y las faldas, quedándose con el culo, todo al completo, al puro aire -no: al aire puro-, dado que, además de la bajada de pantalones, el elástico de sus calzoncillos, y bragas, de tanto estirarlo, ha terminado por saltar por los aires, dejando bien al descubierto -por si ya no lo estuviesen- las vergüenzas de quienes tales prendas visten.

Criticar a quien gobierna es el legítimo derecho de quien no lo hace. Es imprescindible vigilar y controlar al quien tiene el poder. Es conveniente y necesario cuidar de la hacienda de todos, fiscalizar los gastos que con los recursos públicos se llevan a cabo, contrastar cumplimientos, limitar recompensas, restringir privilegios, evitar abusos.

Cuando el que gobierna, a juicio de la oposición, lo está haciendo mal; es deber de esta tratar de sustituirlo para, claro, intentar hacerlo mejor. En democracia hay dos medios de conseguir esto: elecciones o moción de censura.

La moción de censura es un suspenso al Ejecutivo por parte suficiente de la oposición. Las elecciones son la expresión de la voluntad de los ciudadanos, esencia de cualquier democracia que lo sea y no sólo adopte el nombre.

Isabel Díaz Ayuso convoca elecciones en la Comunidad de Madrid. El motivo no es relevante ahora, sea para evitar una moción de censura, fuese para reforzar su liderazgo, o bien para cambiar de socios de gobierno, la convocatoria de elecciones es una llamada a que el pueblo decida quien debe ostentar el poder y regir los destinos de la ciudadanía por el tiempo que la legislación establezca. Nada, repito: nada, hay más democrático que someterse al veredicto de las urnas -por supuesto, en los asuntos y en el modo en el que nuestra Carta Magna, La Constitución, permita y estipule-. Cualquier intento de alegato para callar la voz de la soberanía popular -la única válida en democracia- es un atentado contra la misma democracia, contra la voluntad de los ciudadanos y contra la libertad. Nada, repito: nada, responde mejor al espíritu de las libertades inviolables y contribuye a su firme cimentación, como el voto en libertad de los ciudadanos.

La supuesta 'izquierda progresista', en este caso de Madrid, tiene todo el derecho, como cualquier otra formación política, a pedir una moción de censura para echar a quien considera responsable de un mal gobierno; pero si la opción son las elecciones, no hay nada más que decir, ni que intentar, ni que hacer; porque plantear tu desacuerdo a quien tiene, en exclusiva, la potestad de elegir -que es el pueblo-, y acatar, sin rechistar, su decisión, es ser demócrata; todo, repito: todo, lo que no sea esto, todo lo que trate de 'callar', maquillar o manipular la voz de la ciudadanía para conseguir lo que esta no les quiera dar, es miserable y cínico, antidemocrático, pendenciero y mezquino, tramposo e impositivo, denigrante y falso, además de un despectivo y aberrante insulto a todos los que no son ellos. Y esto, ninguna otra cosa, es lo que están intentando hacer los “adalides de la democracia” en la Comunidad de Madrid.

¿No quieres a Ayuso?, perfecto, ¿quieres gobernar tú en lugar de ella?, muy bien. Ahora, no hagas trampas, no te agarres a la chapuza, no seas hipócrita, no busques atajos, no mientas, no engañes, no tengas tanta cara dura y tan poca vergüenza: deja que sean los madrileños, todos, los que digan a quien quieren en la presidencia. Es muy fácil, para eso están los votos, no tenéis que inventar nada, sólo dejar de inventar, tergiversar, falsear y fabricar mierda.

O… ¿es que tenéis miedo a que la señora Ayuso gane las elecciones…?, ¿O… tal vez tenéis claro que si escucháis la voz de los ciudadanos no vais a oír lo que queréis?, ¿O … puede que os tiemblen las piernas al pensar en la posibilidad de que no sólo gane las elecciones la Sra. Ayuso, sino que lo haga con mayoría suficiente para no depender de casi nadie y muchos de vosotros perdáis la poltrona en la que sentáis las posaderas…? Y fuese por cualquiera de estas razones que os rayan las tripas las elecciones -¡qué poco democrático suena eso, ¿no?- y lo que intentáis, a toda costa, es colocaros en el gobierno como sea, pasando por encima de la voluntad de vuestro "siempre amado y respetado pueblo, por el que lo dais todo y lucharíais hasta la muerte…". ¡No, por Dios -os faltará tiempo para mentir-, eso sólo lo hacen los fascistas, nosotros somos progresistas de izquierdas, nosotros somos demócratas! ¡¡Aaaaayyyy!! ¿De qué izquierda sois, robaperas? ¿Qué democracia es la que defendéis, abrazafarolas?

Es que sois tan torpes y os importa tan poco la decencia y la lealtad, que desde Vallecas se os ve el plumero que lucís en Serrano.

Son garras, desleales y sin escrúpulos, como las vuestras las que prostituyen la democracia. Son ambiciones desmedidas, como las que os rebosan por los poros, las que la encierran en un burdel, para 'servir' a vuestros espurios intereses, no al 'pueblo de vuestros desvelos'. Y lo más miserable de todo, lo absolutamente impresentable y repugnante, es que, en medio de vuestra demencia dislocada, de vuestro afán enfermizo, en medio del caos con el que nos ahogáis, siguen muriendo personas -esas a las que decís defender-, se están arruinando personas -esas que crean la riqueza de la que vosotros vivís-, se están quedando personas sin trabajo, sin comer, sin casa, sin futuro, sin nada… -ese 'pueblo' al que decís pertenecer y por el que tanto 'padecéis' con vuestra 'sacrificada' vida en política-. Todo tiene un límite, casi todos lo habéis sobrepasado ¡No tenéis perdón!

PD: A ver si consigo no bajar de nuevo a estos ruedos. Prefiero -es mucho más sano y edificante- el mundo del pensar y del sentir.

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