Tiro por la culata

¿Quién iba a decirle a Francisco Franco que iba a terminar siendo un icono iconoclasta?

Tal vez le haya llegado ya usted ese parte de conducta de un instituto de Dos Hermanas. Se ha hecho viral. Recoge la infracción de un alumno de 1º de Formación Profesional entró a las 8:15 de la mañana en clase en bicicleta, haciendo el caballito y gritando: «¡Viva Franco!»

Lo primero que llama la atención es…, la hora. Es la España que madruga. Los problemas de disciplina de los institutos suelen estar aletargados al principio de la jornada. No fue el caso de este enérgico muchacho que se marcó un Pavía de manual o de grabado histórico con su tempranero caballito preconstitucional.

Digo que es lo primero que llama la atención de un profesional del sector educativo; lo socialmente importante es que el caballista ha proferido un estridente «¡Viva Franco!». Lo es porque es un síntoma de lo que han creado con tanto querer desenterrarlo. Han convertido a Francisco Franco en un icono iconoclasta. En un factor provocativo a la altura de entrar en una clase en bicicleta y haciendo un caballito.

Si en vez de este empeño político de borrar a toda costa la memoria de Franco y aventar sus cenizas, como si estuviésemos en una damnatio memoriae del Imperio Romano, se hubiese dejado como tema a historiadores, economistas y sociólogos, con sus mapas, sus fotos y sus datos en blanco y negro y su infinita gama de grises, el franquismo sería un aburridísimo tema académico. Los estudiantes en general huirían en bicicleta a toda pastilla sin entretenerse en cabriolas ni alardes. Cuando los toreros dicen «que hablen de mí, aunque sea bien» es porque saben de sobra los efectos colaterales y provechosos que produce una polémica encendida.

Recuerdo un chiste de Mel publicado en este periódico cuando la gripe aviar. Se veía a un simpático macarra paseando con su correíta a una gallina y diciendo: «La he cambiado por el rottwiler, porque la gallina mete más miedo». El antifranquismo está creando un mito o ya lo ha creado. Le ha salido el tiro por la culata.

(No se me escapa la posibilidad de que el parte de conducta del instituto sea falso. Se puede mangar uno en blanco y rellenarlo con cualquier disparate, aunque el instituto en cuestión imparte, en efecto, la enseñanza que se consigna en el documento. En cualquier caso, que alguien perpetre esa indisciplina o que la invente, y no otra, está a la misma altura gamberra. Y a la misma altura simbólica: la reflexión es igual en ambos casos).

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