La esquina

José Aguilar

Tópicos sobre inmigración

LA crisis le sienta fatal a la inmigración. No sólo objetivamente (hay menos trabajo y menos posibilidades de integrarse). También por la vía subjetiva: los nacionales toman a los inmigrantes como chivo expiatorio ante sus propias precariedades y estrecheces. La xenofobia siempre anda al acecho, pero aprieta sobre todo en los sectores populares más afectados por la crisis.

La sociedad española va sorteando razonablemente bien las tentaciones xenófobas que muchos pronosticaban en los últimos años, conforme el panorama económico y laboral ha ido tomando tintes cada vez más sombríos. Los tópicos que nutren el racismo y la xenofobia no parecen haber prendido entre nosotros con la intensidad de otros países europeos, y los brotes violentos surgidos son, por fortuna, anecdóticos. Quizás la memoria emigratoria de varias generaciones de españoles se transmite, de abuelos a nietos, a los que ahora son receptores de inmigrantes y han de aprender a convivir con ellos.

Lo digo por dos noticias publicadas en las últimas semanas. Una, los resultados de dos estudios realizados por instituciones sanitarias de Madrid y Navarra que concluyen que las personas inmigrantes utilizan menos los servicios de salud que las autóctonas. Esto choca con prejuicios muy extendidos entre la población. Incluso extendido entre el personal sanitario, que probablemente tiende a atribuir a las dificultades de comunicación del paciente inmigrante una sobrecarga de trabajo para él, interpretándolo como si los usuarios inmigrantes fueran mucho más numerosos de lo que realmente son. Es una impresión falsa: lo real es que los españoles acuden más que los extranjeros, porcentualmente hablando.

La otra noticia se refiere la macroencuesta sobre inmigración en ocho países y que en España ha coordinado la Fundación BBVA: seis de cada diez entrevistados creen que los inmigrantes no les quitan el trabajo, lo cual abona la idea de que una mayoría de españoles son conscientes de que el colectivo que viene de fuera atiende generalmente los trabajos que ya no hacen los de dentro, por su penosidad, esfuerzo o escasa remuneración. Incluso la percepción del fenómeno migratorio como un problema en sí mismo ha disminuido (pasó del 58% en el año 2009 al 53% en 2010 la parte de españoles que la tenían).

No es eso lo que a menudo se escucha en la calle. Pero, como en tantas otras cuestiones, el que más chilla no es necesariamente el que más apoyos de sus conciudadanos suscita. Nos fijamos en las adhesiones espontáneas que suelen despertar los que despotrican de los inmigrantes en la barra del bar, el mercadillo o el ambulatorio, no en los que callan aunque oigan barbaridades. Callan, pero opinan en las encuestas y ayudan a destruir los tópicos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios