Crónica Personal

Torra: la falsa víctima

Ahora importa saber cuándo serán las elecciones, qué pasa con la mesa de diálogo y qué ocurre con los indultos

Ha jugado el papel de víctima desde antes incluso de ser presidente de la Generalitat, actitud común en los independentistas, que se presentan como perseguidos del Estado español -no pronuncian la palabra España así les crujan- y por sus instituciones. Torra incluso se presentó como víctima antes de conocer la decisión del Tribunal Supremo, que ratificaba por unanimidad, hay que insistir en la unanimidad, el fallo previo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Y es que por mucho que diga Torra que no reconoce un tribunal español, y que Jaume Arens, el independentista que preside su Grupo Parlamentario en el Congreso, declare que el Poder Judicial está secuestrado por el PP, la sentencia hay que cumplirla se ponga como se ponga el presidente -ya inhabilitado- de la Generalitat.

Llevaba semanas poniéndose en una situación que demostraba que asumía la decisión del Supremo: había anunciado que recurriría ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, había preparado la parafernalia con la que abandonaría la sede de la Generalitat, con su gobierno en pleno más dirigentes del PDeCAT y de ERC, había pactado con Torrent que sería invitado a una sesión en el Parlament para exponer su posición y, seguro, para ser homenajeado y hasta había diseñado ya que Pere Aragonés, que se llamaría "vicepresidente sustituto de president". Torra no admite que nadie lleve el título de president en funciones, y menos un miembro de ERC.

El TS ha sido muy claro en su sentencia, ni el propio tribunal ni la Junta Electoral Central han cercenado la libertad de expresión del ahora inhabilitado, sino que la JEC tomó medidas cuando advirtió que una institución no respetaba la ley que prohíbe posicionarse durante una campaña electoral, y Torra se saltó esa norma colocando pancartas en el balcón del Palau de la Generalitat.

Se abre un nuevo capítulo en el que se puede apostar que Torra va a ser tratado como un héroe un tiempo, para dejarle luego tirado, porque para su desgracia ya no le apoyaba ni siquiera Puigdemont, que fue quien le designó sustituto y le marcaba el camino. Su figura es patética, pero dará la lata.

Lo que importa ahora es cuándo serán las elecciones autonómicas, qué pasa con la famosa mesa de diálogo que pactaron Torra y Sánchez -se supone que quedará aparcada- y qué ocurre con la iniciativa parlamentaria sobre los indultos y la reforma del delito de secesión.

Porque Torra queda fuera de juego, pero los suyos no. Y Sánchez está dispuesto a lo que sea para sumar sus votos a su causa. A cualquiera, sean Presupuestos o las medidas sociales, económicas, políticas, y sobre todo institucionales, que se le antojen a sus socios de Podemos.

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