Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Antonio Gallardo

Ultimo día de la Feria

Daltonmanías

DOÑA Azucena del Valle Expósito hizo su entrada en la Feria sobre las nueve y media de la tarde. A sus setenta años, iba ataviada con una chaquetilla corta roja y un traje de gitana verde limón. Preguntó a un agente de policía:

-¿Es esta la Feria de Vejer de la Frontera?

-No, señora. Está usted en la Feria del Caballo de Jerez de la Frontera.

-¿Y a qué caballo pertenece esta Feria, buen hombre?

El agente se turbó y preguntó a un compañero:

-¿De qué caballo es esta Feria, Ramón?

Ramón tampoco lo tenía muy claro, y preguntó a su vez:

-¿No será la Feria del Caballo Blanco de Santiago, colega?

-No digas tonterías, Fulgencio. Le preguntaré a este hombre que tengo al lado… Oiga usted, amigo, ¿usted es de Jerez?

-Claro, guardia. ¿No me se nota en el ánge que tengo hablando?

-Sí, sí, se le nota. ¿Podría usted decirme de qué caballo es esta Feria?

-Yo qué sé, guardia. Yo vengo a la Feria a divertirme y nunca me ha dado por preguntarme cosas así. A lo mejor es la Feria de un caballo de alquiler.

-No creo. Un caballo de alquiler carece de recursos propios para montar una Feria así.

Doña Azucena del Valle Expósito se sentó en la moto del policía asegurando:

-No me muevo de aquí hasta que no se descubra de qué caballo es esta Feria.

-Mire usted, señora, en tiempos de mi padre, que en paz descanse, esta era la Feria de Mayo de Jerez de la Frontera.

-¿Y por qué se dejó de llamarla así?

-Eso no lo sé yo. Un año dijeron: "esta va a ser la Feria del Caballo", y en esas andamos todavía.

-También se la podría haber llamado Feria del Toro.

-Pero los toros tienen cuernos, señora…

-¿Y qué quería usted que tuvieran? ¿Abanicos de colores?

-Señora, estoy vigilando el tráfico y no puedo atenderla como usted se merece. Pregúntele usted a esa gitana que vende claveles.

-Gitana, ¿por qué se llama a esta Feria la Feria del Caballo?

-Pregúntele usted a Dolores Barroso.

-¿Y quién es Dolores Barroso, gitana?

-La encargá de las fiestas. Y como me llame usté más gitana con esa guasa, le ví a endiñá con er mazo de claveles jasta que eche los pétalos por el clítori.

Efectivamente doña Azucena del Valle Expósito echó pétalos por los ojos, la boca y por partes muy reservadas que no conviene referir en una daltonmanía tan seria como ésta.

Acudió el marido de la florista, que era de Linares y vendía cuchillos de Albacete a cinco euros la pieza:

-¿Qué te pasa, Ruiseñora?

-Na, Carmelo, que esta gachí ma llamao gitana con mucho disprecio y le jecho comerse las dos docenas de claveles.

-Mu bien jecho, Ruiseñora. ¿Y ahora qué vas a vendé, arpiste pa los canarios..?

Doña Azucena del Valle Expósito yacía sobre unos excrementos de caballo. Vino un chico de la Cruz Roja a auxiliarla:

-¿Se ha caído usted, señora?

La señora vomitó cien pétalos de claveles antes de poder aclararse:

-¡Ha sido la gitana..!

La levantó del suelo el muchacho y sentó a doña Azucena en un banco:

-¿Está usted ya mejor, señora?

-Sí, bonito. Ya no me queda que echar nada más que una carta que le escribí a mi marido esta mañana… Por cierto, ¿sabes tú por qué se llama ésta la Feria del Caballo?

-Claro que sí, señora. Se llama así en memoria del descubridor jerezano Alvar Núñez Cabeza de Caballo.

-Es usted un muchachito culto. Muchas gracias.

-De nada, señora, a mandar.

Los fuegos artificiales sorprendieron a doña Azucena del Valle Expósito sacudiéndose los restos fecales que los equinos reparten generosamente en su inigualable Feria.

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