Vamos por la tercera. No, no es la voz recurrente de las sevillanas ahora que, casi ya, huele a Feria. Es la tercera vez que escribimos una columna para denunciar el estado de las calles de Jerez. Parece como si nuestras autoridades no tuviesen ojos en la cara ni que hayan pasado alguna que otra vez por las principales vías de la ciudad. Lo de Esteve, Santa María, Arcos... y muchas de los barrios, no tiene nombre. Es de auténtico descaro. Al gobierno municipal y a los que le permiten sus nulas actuaciones debería obligársele a pasar en coche, al menos, una vez por la Plaza Esteve. Sus coches no lo soportarían, sus cuerpos bien acomodados en los automóviles oficiales o en los particulares, seguro que tampoco. Es una auténtica vergüenza tener las calles así; sucias, con el adoquinado no en pésimo estado, sino con verdaderas hondonadas, con boquetes en los que entran media rueda y ponen a prueba la estabilidad de los vehículos, la cervicales de los usuarios y hasta el corazón de los mismos. Y, así, llevamos años. Pidiendo, rogando... denunciando. Nada. Absoluta dejadez, indolencia total, espalda a lo que la ciudad demanda. Vergüenza. Se ha conseguido para la ciudad importantes eventos internacionales que traerán, sin duda, beneficios; los acontecimientos habituales - el mundial de motos, la Semana Santa, la Feria , el periplo ciudadano en torno a las zambombas - son especie de maná caído del cielo para un Jerez necesitado. Con la dejadez urbana la imagen que se va a dar será patética. Pero, aparte ya de eso, tan necesario para la marcha de la ciudad, a nuestros gobernantes le debe importar mucho más el ciudadano que aquí vive todo el año, el que paga sus impuestos, el que le da solera y entidad al nombre de Jerez. Y a ese, desgraciadamente, se trata muy mal. Seguimos denunciándolo. Ya van tres columnas. Estamos dispuestos a escribir tres mil.

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