Alberto Núñez / Seoane

Vergüenza, chirridos y vómitos (y III)

Tierra de nadie

ES una auténtica tristeza que haya tenido que utilizar los artículos de tres lunes para intentar mostrarles una pequeña parte de la mierda en la que se regodean los corruptos que, con tanta promiscuidad, pastan en la política española.

Escribía, hace dos semanas, sobre las vergüenzas que lastran a los principales partidos políticos, sobre la rabia que produce el comprobar que, con el tiempo, no sólo la situación no mejora, sino que la intensidad y la amplitud con que se afanan los corruptos, no cesa de aumentar.

Les comentaba después, los chirridos que nos rayan las tripas cuando nos damos cuenta, entre pasmados e incrédulos, del uso que muchos advenedizos que viven en y de la política, le dan al dinero que tanto trabajo nos cuesta ganar a los demás. Pero lo peor de todo, en mi opinión, es lo que viene ahora. En la gravísima situación de crisis económica en la que se encuentra España; con la cantidad de personas honestas que han trabajado mucho y duro durante toda una vida y ahora se encuentran entre los que van camino de ser ¡¡CINCO MILLONES DE PARADOS!!; con las muchas familias que tienen a todos sus miembros en edad laboral con el subsidio de desempleo agotado, sin recursos para pagar el colegio de sus hijos, el agua, la luz, ¡no digamos la hipoteca de su hogar!, teniendo que recurrir a los comedores sociales o a la caridad de vecinos o amigos ¡¡PARA PODER COMER!!; con la sobrecogedora cantidad de jóvenes en espera de poder encontrar un empleo digno con el que empezar a ganarse la vida… en medio de toda esta miseria, surgen los provocadores de vómitos.

Hablemos, por ejemplo, de Caja Madrid, si, esa que presume de ser de las que más dinero destinan a la "obra social", la misma cuy ejecutiva aprobó el mes pasado, la compra de un BMW que cuesta la barbaridad de 510.000 euros (más de 84 millones de pesetas) para su señor presidente: Miguel Blesa. ¿Si tan bien andan de dinero, porque ha sido esta, una de las entidades financieras que ha hecho mayor uso de las medidas de Zapatero? Al final, resulta que una parte de nuestro dinero, administrado por el Gobierno vía impuestos, ha servido para que este sin vergüenza y todos los que han accedido, se compre un coche absolutamente excesivo. Calculen ustedes lo mucho que la entidad podría ayudar a "su obra social" con esa ingente cantidad de dinero.

¿O tal vez podíamos referirnos a Caja Castilla La Mancha, la misma que está envuelta "hasta las trancas" en el escándalo del aeropuerto de Ciudad Real (miles de millones de euros) y, que a pesar de haber sido intervenida por el Banco de España, continua gastándose 60.000 euros al mes en el alquiler de coches oficiales y, en el colmo de la desvergüenza, mantiene a sus directivos -lo han hecho ¡tan bien!, que han llevado a la entidad a la intervención forzosa- con la VISA oro, el coche oficial y el chófer. ¡Así se hacen las cosas!, ¡Si, señor!

También podemos llorar durante un buen rato si comprobamos como un "sindicalista" de la UGT, en lugar de luchar por los derechos de los trabajadores, está implicado en una estafa urbanística en Vallecas. Félix Palomo, que así se llama "el prenda", colocó al frente de una cooperativa de viviendas, a familiares y hombres "de paja". Obligaba a los obreros que estaban en la cooperativa, a firmar dos contratos: uno, legal, visado por la Comunidad de Madrid, en el que se reconocía el precio máximo autorizado por la normativa de vivienda de protección pública, y otro, ilegal, en el que se ponía el precio que a la cooperativa le salía de sus adentros -que era, por supuesto, el que cobraban- y que excedía del oficial, hasta en un treinta por ciento. ¡Con dos cojones!

Les digo que estas situaciones, más que vergüenza, asco o repulsión, me provocan el puro vómito. Y lo hacen porque la falta de ética, la carencia de la más mínima porción de sensibilidad, la ausencia de pudor social de estos mangantes nauseabundos, además del absoluto desprecio por las necesidades más elementales y las carencias básicas que muchos ciudadanos sufren hoy injustamente por causa de una crisis de la que no son responsables; me demuestra que o bien la condición humana es mala, por naturaleza; lo cual me provoca vómitos; o bien, si la condición humana es, por naturaleza, buena; casi todo lo estamos haciendo mal; circunstancia que, también me hace vomitar.

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