El fresco de julio es un placer casi inédito por estos lares. Pero estos juegos climáticos evocan alertas menos halagüeñas: subidas del nivel del mar, incremento de emisiones, costas que necesitan regeneración artificial. Nos regodeamos en estas descripciones, pero seguimos, contradictorios, incrementando los riesgos con plásticos, desforestaciones y emisiones malignas. Dicho lo cual, y como podía ser de otra manera, los que más contaminan, y sus irresponsables voceros políticos, ponen el grito en el cielo cuando se anuncian medidas fiscales que desincentiven estas suicidas conductas o promocionen el uso de energías limpias.

Contradicciones como la de emocionarnos, yo el primero, ante el despliegue para rescatar a los catorce niños tailandeses atrapados en una cueva, pero a la vez aceptar, conformes o resignados, que sean más de 11800 niños y niñas, 3000 de ellos apartados de sus familiares, los atrapados y encerrados en las jaulas del poder económico y político en EEUU. Que sean 700 los niños y niñas palestinas que Israel encarcela cada año, sufriendo violencia y abusos, o que al 30 por ciento de los niños y niñas españolas no les permitamos superar los umbrales de pobreza. Son datos oficiales para la vergüenza y algunos aún consideran un gasto superfluo la creación de un Alto Comisionado contra la pobreza infantil.

Mientras tanto aquí asistimos, sin hablar del espectáculo de las primarias, como nuestra derecha local se supera a si misma cuando tras impugnar los acuerdos municipales, en coincidencia con los intereses corporativos de algún Sindicato, caen en la cuenta de que van a provocar en su ciego afán de perjudicar al gobierno municipal, que la mayoría de las trabajadoras y trabajadores municipales pierdan derechos y salario. Irresponsabilidad, vergüenza y esperpento, si fuéramos anglosajones pensaría que estamos en viernes 13.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios