Finalizan hoy unas Fiestas de la Vendimia que siguen buscando su identidad perdida. Sometidas a tanto vaivén por los diferentes gobiernos locales, estas celebraciones van de aquí para allá con una amalgama de actos en paralelo a un sector que avanza conforme el vino, los vinos, se van poniendo de moda. Asistimos a un momento en el que todo lo relacionado con el producto de la uva, no sólo la autóctona palomino, atrae la atención de un público cada vez más formado y con mayor capacidad de demanda. El único problema es que todavía supone una minoría. El gran reto que siguen teniendo las Fiestas de la Vendimia y los vinos de Jerez es que pertenezcan a una inmensa mayoría. Lo dicen las cifras de venta, como se recordaba precisamente esta misma semana en el Congreso Internacional del Vino de Andalucía celebrado en Sanlúcar, por cierto con muchos puntos de mejora para próximas ediciones. El jerez, como otros vinos generosos andaluces, han ganado en margen porque han apostado por la calidad, pero están perdiendo la batalla del volumen. Y en vez de perder tanto tiempo en batallas estériles, quizá habría que pensar en sumar con nuevas variedades y nuevos vinos.

Es una realidad que los consumidores han cambiado. Ya no se conforman con una simple cata o con visitar una bodega. Cualquiera es capaz de hacerlo hoy día. Ahora exigen otras cosas, que el disfrute del vino sea una experiencia diferente a las demás y que abarque el mayor número de sentidos. Algunas empresas especializadas se han dado cuenta de ello y ofrecen todo tipo de actividades en torno al vino en el Marco de Jerez, desde vendimiar a dormir la siesta en una viña, visitar un viñedo con los ojos tapados, jugar al golf catando vinos y un sinfín de contactos especiales con este producto. ¿Qué será lo siguiente en un mercado que cada vez cuenta con consumidores más exigentes y originales? Tal vez algún día veamos catas en globo o vendimias en el espacio y experiencias como hacer vinos con guantes de boxeo (si es que no existen ya) .

El creciente avance del enoturismo está dando respuesta a estas y otras muchas demandas. En Jerez tendremos la suerte de contar en 2019 con el primer hotel del mundo que permitirá dormir, y despertar, en una bodega, el de González Byass junto a la Catedral. Y gracias a la apuesta de la Junta por este sector se recibirán en el Marco hasta 6,9 millones de fondos de la Iniciativa Territorial Integrada (ITI) para poner en marcha otros proyectos de este tipo. Todo suma para que el sector del vino, que pasó una grave crisis a comienzos de este siglo y finales del pasado, recupere su pujanza y alivie de alguna forma su pérdida de puestos de trabajo con esta nueva actividad. A la gente le ha dado por el vino, sí. Pero no a toda.

El reto es que Fiestas de la Vendimia, bodegas y empresas relacionadas con el vino sean capaces de atraer a un público masivo, como antaño. Que no se olvide el vino después de Feria o después de la vendimia. Para ello son necesarias iniciativas que duren todo el año y que busquen tanto a visitantes foráneos como a los propios jerezanos, los primeros desconocedores de sus vinos.