Vox que clama en el desierto

Las primarias del PP se siguen con bastante interés y, desde Vox, por puro instinto de supervivencia

Advertía Javier Salvago: "Hay que tener cuidado con los sueños,/ porque a veces resulta que se cumplen". El mismo tiento hay que gastarse con los juegos de palabras. Usé eso de "Vox que clama en el desierto" para referirme a la áspera soledad del partido de Abascal, pero sin pretensiones proféticas. Resulta que estaba siendo adivino. Vox puede terminar como San Juan Bautista, la voz que clamaba en el desierto.

No hay más que seguir las primarias del PP para comprobar que Pablo Casado está clonando el programa y la actitud a Vox, que conviene que mengue (¡le conviene a Casado!) para que el PP renazca. Empezó diciendo tímidamente que tenía que recuperar los votantes que se habían ido con Ortega Lara y Abascal, pero ha percibido que el mensaje que de verdad moviliza a sus militantes es el de Vox y cada vez lo copia más. Reniega de cómo Soraya y Mariano manejaron la cuestión catalana, habla de ilegalizar a los partidos independentistas, de recuperar la bandera, de proteger las fronteras, de defender la vida y hasta de bajar impuestos.

No sé quién será la Salomé de la bandeja de plata, pero Vox puede acabar con serios dolores de cabeza. La política es más darwiniana que justa, y no se apiadará de que Vox se partiese el pecho en solitario manteniendo una llama con la que ahora Casado enciende su antorcha. Por supuesto, si Sáenz de Santamaría gana las primarias, Vox no tendrá problemas. Ni C's. Ni el PSOE. Diría que los iba a tener el PP. Aunque eso es discutible: lo indiscutible es que Vox dejaría de clamar en el desierto gracias a SSS. El riesgo para Vox es Casado.

Que terminaría siendo infiel. El PP no puede defender los principios liberal-conservadores sin complejos. Por una razón aritmética. En España habrá votantes concienciados de derechas como para sacar (contados a bulto) entre 15 a 25 escaños. Por supuesto, más que suficiente (véase el PNV con 5) para influir decisivamente en cualquier Gobierno y transformar a largo plazo la política. Pero el PP, partido de gobierno, aspira a sus ciento y muchos diputados para mañana mismo, por lo que tiene que cortejar a los medios, plegarse al discurso dominante y surfear la arri-ola de la progresía. El PP siempre preferirá, por pura matemática, traicionar a 20 para ganar a 100, y mejor si, además, puede embaucar de nuevo a los 20. Soraya ni de broma, pero Casado tiene margen para hacer eco a Vox hasta dejarlo hueco y seco.

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