Vox en el desierto

La importancia de la ausencia de Vox en el debate es que le beneficia y le perjudica a la vez

Tengo varias razones para escribir de la ausencia de Vox del debate. La nostálgica: pasé años haciendo el juego de palabras de "la Vox que clama en el desierto", pero caducó con tanto protagonismo de Abascal. Ahora que por dos días le vuelven a dar de lado, puedo reciclar el chiste. Más seria, la razón política: uno de los intereses del debate está en analizar cómo afectará al voto la ausencia del candidato más discutido de la campaña. La periodística: ¿hasta dónde alcanza la influencia de los medios y, en concreto, de la televisión? Y la biográfica: yo, como Abascal, me perdí el debate de anoche. En mi caso, porque estaba presentando el libro de haikus de nuestro querido Lara Cantizani. No sólo de política vive el hombre.

Volviendo a la política. Para analizar la importancia de la ausencia de Vox confluyen dos corrientes contradictorias de Perogrullo. Le perjudica no estar y le beneficia no estar.

El beneficio de no estar es de sentido común. No hay posibilidad de meter la pata y, si no te nombran, el silencio resulta clamoroso y, si te nombran, como no estás, tu figura (cuya sombra resulta tan alargada) se agiganta. Da juego, además, al victimismo (ni a Cs ni a Podemos los vetaron en la campaña pasada, ¿por qué será?) y lanza después a la gente curiosa a buscar en las redes tu reacción. A un partido que viene a romper inercias, que las inercias le dejen fuera lo reafirma.

¿Cuál es el problema de no estar, entonces? Que otro, como reza el dicho del que se fue a Sevilla, pueda coger tu silla. En su debate, Cayetana Álvarez de Toledo endurecióse al modo vóxico y ésa fue la clave de su éxito mediático. Algo Rivera, pero, sobre todo, el PP puede dejarse caer hacia el enérgico discurso de Vox. Al elector indeciso (y se cuentan por millones) puede entusiasmarle. ¿Quién se parará a distinguir las voxes de los ecos? También te pueden atacar sin posibilidad de réplica, aunque eso se arregla fácil por Twitter. Lo peor es que te roben la cartera programática ante tantísimos indecisos.

¿Qué pesará más de la ausencia de Vox, lo negativo o lo positivo? No puede afirmarse, porque es un juego de sumas y restas con factores muy complejos. Imaginemos un caso: un Casado que guste mucho a los electores de derechas puede ser o una razón poderosa para votarle o una razón poderosa para votar a… Vox. ¿No habrá quien concluya que, sin Vox de catalizador, ese PP sería ahora muy distinto?

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