Es probable que a usted, lector, no le guste Vox (algo más de un 80% de probabilidad si trasladamos aquí las encuestas que afirman que la intención de voto a Vox se acerca al 20%). Sin embargo, una sordera voluntaria para ni plantearse las razones por las que ese partido sigue subiendo no es una estrategia atenta. Acaba de tener unos resultados muy buenos en Cataluña a pesar de que perdió (según celebraban) su moción de censura y de que soporta la hostilidad de la mayoría de los medios. Aunque sea para criticarlo con puntería, ¿no sería conveniente abrir al menos un ojo?

Vox sube y seguirá subiendo porque, más allá de tantos epítetos peyorativos, es el único partido (por incomparecencia de los demás, ojo) que se plantea diez cosas que atañen mucho a muchos ciudadanos. Enumerémoslas. 1) La responsabilidad del sistema autonómico y del bipartidismo en la agudizada crisis nacional. 2) La explotación de las clases medias y trabajadoras por las elites políticas (si de izquierdas, vía impuestos; si capitalistas, vía deslocalizaciones). 3) La presión de la inmigración ilegal, sentida en los barrios más populares. 4) La desconexión de la realidad que impone la ideología de género, que invade más y más esferas de la vida privada y de libertad de expresión. 5) La manipulación de nuestra memoria histórica y el blanqueamiento de ETA y del golpismo catalán. 6) La pretensión de que toda la España que no es de izquierdas se avergüence de existir, y no deje de girar al centro como derviches enajenados. 7) La despreocupación por el problema demográfico y el abandono de las familias numerosas. 8) La defensa de la vida frente al aborto y la eutanasia. Que este punto pueda costarle votos o, desde luego, no dárselos funciona a su favor, ya que es un cinturón de seguridad de integridad ética. 9) El oneroso peso del ecologismo ideologizado, urbanita y globalista y la necesidad de un conservacionismo más realista, pegado a las tradiciones del mundo rural y al amor a la tierra propia. Y 10) la recuperación de un pisoteado orgullo nacional y cultural.

Las respuestas que Vox da a estas cuestiones pueden gustar más o menos, pero, mientras sea el único partido en darlas, va a seguir creciendo exponencialmente. Cuando a un problema sólo uno ofrece su respuesta, se tiende a deducir que ésa es la solución. Multipliquen ese efecto por diez. A Vox los que lo desprecian le dejan el campo libre.

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