Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Estado de acogida

Este jueves se celebró el pleno sobre el estado de la ciudad en el Ayuntamiento, uno de esos debates en los que todo el mundo sabe cómo van a acabar antes de empezar pero que sirve para ver, a veces, dónde está cada uno y hasta dónde puede llegar. También en esta ocasión ha servido para comprobar que ya no se usan cartelitos y se ha puesto de moda acompañarse de un televisor de plasma en las intervenciones, tal es la importancia del lenguaje audiovisual en estos tiempos.

La estrategia política suele ocultar la situación real de un país o una ciudad. Si nos atenemos a las cifras oficiales, como las que ha aportado el INE esta semana, Jerez es, sigue siendo, la quinta ciudad de España con mayor tasa de desempleo, un 31,96%. Ha descendido, sí, pues en 2015 llegó a tener una tasa de más del 39%, pero la cifra sigue siendo obscena, una verdadera vergüenza. Naturalmente, es sólo una cifra y habrá quien dirá, no sin razón, que la realidad es otra, que Jerez no llega a tanto porque de ser así habría revueltas en las calles diariamente.

La economía sumergida está detrás de esa supervivencia que incluso hace que para muchas personas esta sea, por otros factores, una de las partes del mundo donde vivir mejor. Pero no puede esconder otra realidad, ésta más palpable, como es que el año pasado Cáritas atendió a 9.120 personas en el término municipal de Jerez y este dato sí que es fiable e incuestionable. Fueron menos que en 2016 pero siguen siendo muchas, demasiadas personas en situación de pobreza.

Esta ciudad que se debate políticamente entre la leve mejoría y el abismo, según el plasma con que se mire, se declaró en 2015 'Ciudad Refugio' dentro de una campaña para acoger a los 17.000 refugiados de las guerras que se libran en Oriente Medio. Ahora ha sido de las primeras en ofrecerse para acoger a los cientos de inmigrantes que viajan en el buque 'Aquarius' y que tienen por destino el puerto de Valencia.

Cuando se ven las condiciones en que sobreviven estas personas, nuestra escala de valores cambia o al menos debería hacerlo. Cualquier sociedad avanzada, no sólo tecnológica sino cultural o socialmente, no puede mirar para otro lado ante un fenómeno que, por desgracia, no es nuevo, no surgió con el 'Aquarius', aunque este buque haya ayudado a poner sobre la mesa, de nuevo, un problema más profundo que es de todos.

Desde hace muchos años existen en Jerez oenegés que, calladamente, sin buscar protagonismo ni golpes de efecto, trabajan para acoger a personas que huyen de la guerra y la miseria y que llegan no sólo por el Mediterráneo sino también a través del Estrecho. Claro que hay pobreza en Jerez. Así que, ¿por qué no puede ser compatible que ayuden a la vez Cáritas y CEAIN, ACCEM, Voluntarios por otro Mundo, etcétera? ¿Es que también vamos a ponerle puertas y etiquetas políticas a la solidaridad?

Jerez, ciudad hospitalaria e históricamente tierra de mestizajes, tiene muchas cosas que arreglar hoy pero eso nunca debe ser excusa para dejar de atender, hasta donde pueda llegar y algo más, a quienes más lo necesitan. Ser humanos es estar permanentemente en estado de acogida.

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