Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

El alcalde que convirtió Jerez en ciudad

La memoria es selectiva y por eso hay quienes la usan a su antojo y conveniencia. Este martes nos dejó Miguel Primo de Rivera y Urquijo, alcalde de Jerez entre 1965 y 1971. Durante sus seis años de mandato Jerez experimentó un cambio radical que puso las bases para el desarrollo posterior. Heredó una ciudad muy marcada por las diferencias sociales, llena de clichés, y su legado en tan poco tiempo fue un espacio de convivencia para las clases medias y una apuesta por el cambio de modelo productivo basado casi exclusivamente en la agricultura. Sus buenas relaciones con el régimen de Franco le permitieron abrir puertas en Madrid, que ni algunos ministros podían franquear, para lograr numerosos proyectos y ayudas impensables para cualquier municipio de la época. Y pese a esa buena relación con el dictador, fue capaz de propiciar años después un cambio en el modelo de Estado hacia la monarquía parlamentaria, siendo una de las figuras clave de la Transición -ahora denostada por los de la memoria selectiva- que devolvió las libertades a este país, esas que precisamente permiten cuestionar y hasta combatir el modelo que los españoles nos dimos en aquellos años.

Pues bien. A pesar de que objetivamente Miguel Primo de Rivera fue un buen alcalde para Jerez, no ha tenido el reconocimiento que merece una autoridad y un gestor tan eficaz de lo público. Sólo al final del mandato de Pacheco se le rindió homenaje y se le erigió un monolito (hoy inexistente) en una rotonda. Su fallecimiento es momento de volver a reivindicar su figura, aunque públicamente será difícil. En privado, miembros del gobierno local actual reconocen su gran labor, pero temen que cualquier homenaje, por sencillo que sea, haga saltar a quienes les sostienen: los que prejuzgan por apellidos, confunden a Atila con Atilano y meten en el mismo saco a todos los que no piensan como ellos. Son los que, pese a la rotundidad de los hechos y la coincidencia de los historiadores, preguntarían como aquel miembro del 'Frente Popular de Judea' de los Monty Python que dudaba de lo que hicieron los romanos:

"Vale, vale, pero ¿aparte de construir la estación de autobuses, remodelar la de tren, crear una línea de ferrocarril entre Jerez y Sanlúcar, construir 16 colegios, varios institutos, una escuela de Magisterio, el Hospital, crear las empresas municipales de aguas y de Montes de Propios, el polígono de El Portal, Mercajerez, la Casa del Vino (Consejo Regulador), la estación de viticultura y enología, las barriadas de La Granja, San Joaquín, Las Torres y Madre de Dios, la Feria del Caballo, atraer la fábrica de la Azucarera en El Portal y la sede del Ministerio de Hacienda en el centro, crear la sección motorizada de la Policía Local, renovar la Fiesta de la Vendimia, hacer posible que el Estado construyese el Hotel Jerez, dar uso civil al aeropuerto de La Parra, negarse a que la autopista A-4 atravesase las viñas del Marco y lograr que cambiase su trazado, ayudar a la creación del Club Nazaret y el Club Chapín, construir el Campo de la Juventud y promover junto a la Cátedra de Flamencología el nacimiento de la Fiesta de la Bulería, entre otras muchas cosas, me puede usted decir qué hizo Miguel Primo de Rivera por Jerez, eh, eh?"

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