Crónica personal

Pilar / cernuda /

La amnistía de Montoro

EL ministro de Hacienda lo explica bien, pero algo no encaja. Ya lo hacía hace meses cuando anunció la ley de amnistía fiscal: otros países la habían aprobado para hacer aflorar dinero negro y regularizar a personas que a partir del momento en que se acogían a la amnistía ya tendrían que pagar puntualmente a Hacienda. Por otra parte significaba unos ingresos extras a las arcas del Estado que eran muy necesarios en un país endeudado y con un déficit exagerado y, para reforzar más aún posición, tanto Montoro como la portavoz Soraya Sáenz de Santamaría ya advertían que en España la había aplicado con anterioridad un gobierno socialista, para acallar así a Rubalcaba. Ahora, tras el escándalo de Bárcenas por acogerse a la amnistía, también lo explica bien el ministro: no se ha acogido, sino que ha presentado los papeles para hacerlo, Hacienda le ha puesto el sello correspondiente y ahora los inspectores serán los que den el visto bueno, o no, a la solicitud de amnistía fiscal. Que tras la polémica de estos días, es fácil deducir -eso ya no lo dice Montoro- que va a ser que no.

Sin embargo, surge la incomodidad porque no cuadran las cuentas. No cuadra que no se dijera hace ya una semana que no se había dado luz verde a la amnistía de Bárcenas, tampoco queda claro que Hacienda no tenga los resortes necesarios para saber quién está detrás de las sociedades que se acogen o pretendan acogerse a una amnistía de esas características y, por supuesto, la incomodidad se transforma e indignación cuando se conoce que los que se apuntan a la amnistía pagan un porcentaje ridículo del dinero hasta ahora acumulado sin haber sido declarado, un porcentaje muy inferior al que cumple escrupulosamente con sus obligaciones fiscales.

Al final va a resultar que tenían razón los que alertaban de que la amnistía fiscal iba a ser un coladero para los españoles que no cumplían con sus obligaciones. Es inadmisible que importantes personajes vinculados con la trama Gürtel y que han amasado fortunas puedan irse de rositas. El abogado de uno de ellos ha pronunciado incluso unas enigmáticas palabras que necesitan clarificación: dice que su cliente se ha sumado a lo que se había acordado en Hacienda. ¿Acordado? ¿Quiénes? ¿O se ha expresado equívocamente el letrado Peláez?

Ahora más que nunca es obligada un información completa sobre ese presunto acuerdo entre Hacienda y encausados de Gürtel.

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