J style="text-transform:uppercase">erez tiene un narrador de cuentos que de lunes a viernes cuenta historias apostado en una pequeña silla de Infantil, y al narrar consigue embelesar hasta el mismo aire, pues su voz y su serenidad es un tesoro que hay que aprovechar y compartir.

A sus alumnos les enseña a quererse, a mirarse por dentro y a ser del Atlético de Madrid… y su librito de maestro-escuela cumplió hace unos días sus bodas de plata.

Peina canas, pero corretea todos los días por entre babis y entusiasmos; colorea su agenda con lápices de ternura y siempre te recibe -ya sea en su clase o ya sea en un trozo de su corralito-, con los brazos abiertos e hilvanando la palabra amistad.

Gracias a su docencia, centenares de alumnos han pasado del llanto de los primeros días a la felicidad absoluta cuando son capaces de leer y de escribir con un lápiz de los 'gorditos' el nombre de su profesor preferido: Sebastián.

Así que hoy -querido amigo-, déjame decirte bien alto lo que siento cada vez que te veo: y es que te admiro.

Y lo hago desde la ilusión de intentar ser como tú cuando sea mayor, y tener a mi lado una estrella que alumbre mis miedos y mis caminos, y dejarle a la vida un par de esos regalos que tú has logrado dejarle al destino como herencia.

Son innumerables las cosas que a tu lado he aprendido...

Desde cómo se dignifica este oficio de artesano, puliendo con paciencia y cariño el nombre de cada alumno a entender que la vida es un regalo; créeme que la persona que te susurró eso al oído habla de ti desde su horizonte con una sonrisa que no le cabe en el rostro.

Querido Sebas, deja que tu alma de docente siga fluyendo por tus venas que yo seguiré aprendiendo de ti.

Felicidades Maestro.

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