MIENTRAS José Luis no se quiere enterar de la crisis que tenemos en todo lo alto, a Mariano se le ha ido la mano: se ha tomado tan en serio el cambio climático -después de habérselo tomado tan en broma con aquello del primo-, que se ha comprometido sembrar quinientos millones de árboles en una legislatura. Ya parecía excesiva y demagógica la cantidad de árboles prometida por el PSOE. La prometida por el PP es once veces mayor: estrafalaria.

O va de chusco o le han pasado un papel con algún cero de más. Calculemos. Quinientos millones de arbolitos sembrados en sólo cuatro años supondrían 342.000 al día y 14.269 a la hora. No sé si hay tantísimo árbol para poder afrontar este desafío sementero. Lo que está claro es que no hay tierra suficiente para plantarlos, a no ser que se derriben las casas o se colonicen todos los picos de la península ibérica, y que no hay mano de obra capaz de ejecutar el hercúleo trabajo, a no ser que se coloque a todos los parados como trabajadores forestales y se les pague con el superávit enterito y el fondo de pensiones que el Estado ha ido acumulando en los años de vacas gordas.

Otra solución sería una gran campaña popular, más propia de Mao que de Mariano, para que cada español, debidamente concienciado, asumiera como tarea insoslayable la plantación de diez u once árboles en los próximos cuatro años. Sería una forma de satisfacer el viejo ideal de la realización vital del hombre: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Que el objetivo no sea un árbol, sino diez u once, vendría a compensar el déficit de felicidad provocado por el incumplimiento de las otras dos metas. Dado que casi nadie quiere ya tener hijos y que nos conformaríamos con que cada español leyese un libro -de escribirlo ni hablemos-, plantemos árboles a tutiplén para colmar, aunque sea desequilibradamente, el destino humano de satisfacer un proyecto vital.

Naturalmente, este reto arbolista y ecológico no puede quedar así. Seguro que los cabezas de huevo y las cabezas de chorlito del Partido Socialista andan ya maquinando cómo contrarrestar el nuevo ofertón de Rajoy. ¿Anunciarán todavía más árboles, convirtiendo a España en la imposible Amazonia de Europa? ¿Regalará Zapatero no los míseros cuatrocientos euros de choque a cada declarante del IRPF, sino el cheque solar para que cada familia española instale su propia placa y disponga de energía autosuficiente y limpia? ¿O será mejor el bono eólico que permitirá a cada comunidad de vecinos disfrutar de su propio molino aerogenerador, absolutamente ecológico y más airoso que las antenas de televisión?

No descarten nada. Seguiremos informando. Y calculando.

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