Los sueños existen, no cabe duda, aunque son etéreos y caminan de puntillas. Yo he sido siempre una soñadora empedernida. Me resulta difícil pasar diez minutos sin soñar. A lo largo de la vida no ha habido un solo acontecimiento al que no uniera otro proveniente de un mundo imaginario donde personajes inexistentes cobraban vida y yo interactuaba con ellos como si les tuviera frente a mí. Pareciera que no me bastara con la realidad, tenía que recurrir a ver los mismos hechos desde la perspectiva de un sueño. Lo anterior implicaba incorporar a mi vida actores que me rodeaban invitándome continuamente a conocer otros tiempos y otros lugares.

Recuerdo los sueños que tenía en las clases de Historia cuando era adolescente. Al escuchar la narración del profesor, imaginaba al chico que me gustaba convertido en un centurión romano o en un faraón egipcio. Entre la verdad y el sueño discurría tranquilamente mi vida, siempre aderezada por seres que habitaban en mi fantasía. Tal vez fue esa cualidad la que hizo más ameno mi andar y la que propició que le pusiera menos atención a la genuina existencia, sobre todo en los momentos más difíciles, en aquellos en donde había que prepararse para la lucha.

Decía mi abuelo que tener sueños era la mejor forma de orar y puede que sea cierto, porque soñar proviene de la parte más cálida del alma, donde suele habitar Dios. También es verdad que los sueños son el desliz de la razón, en ellos no hay lugar para la lógica porque mantienen un eterno idilio con nuestros deseos más secretos.

Se podría escribir nuestra biografía haciendo una antología de nuestros sueños. En ellos nos reflejamos tal y como somos, con nuestras dudas y nuestros miedos. No hay cabida para florituras ni para retoques, son auténticos. Son tan nuestros que posiblemente cuando nos marchemos nos llevemos un buen puñado de ellos, aquellos que nos ayuden a lubricar el paso entre un mundo y otro. No vaya a ser que la puerta que hay que cruzar esté un poco oxidada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios