HISTORIA

FELIPE MORENÉS

Académico correspondiente electo de la Real Academia San Dionisio

El Baldaquino de Santiago y la familia Garvey

Vaya por delante mi admiración, respeto y amistad hacia el historiador Juan M. Rodríguez Pardo, al que le debo mi primera información sobre el artista jerezano José Gallego Arnosa, excelente pintor costumbrista. Consecuentemente, escribo estas líneas sometidas a su mejor criterio y a resultas de un artículo suyo publicado en este Diario.

La primera vez que Rodríguez Pardo me comentó sobre Gallego Arnosa fue con el propósito de que, siendo yo descendiente de la familia Garvey, investigar si podría facilitarle alguna información complementaria sobre el artista, pues no en vano era hijo del capataz de las bodegas del Conde de Garvey, quien lo becó para estudiar en Roma. Juan M. Rodríguez pronunció una interesante y documentada conferencia en la Academia de San Dionisio sobre Gallego Arnosa.

En cierta ocasión, mi primo hermano Carlos Morenés y Mariátegui, actual Marqués del Borghetto, habiendo sido encomendado para escribir un libro sobre la Historia del Coto de Doñana por la Fundación de la Naturaleza del Banco de Santander –objetivo que realizó espléndidamente– solicité a la familia Ruiz-Mateos –a la sazón propietarios de las Bodegas Garvey– permiso para explorar en el fabuloso archivo de la familia Garvey que está depositado en la bodega (hoy en el Complejo Bellavista) desde el Siglo XVIII hasta el Siglo XX.

Los Garvey adquirieron el Coto de Doñana a la Casa Ducal de Medina Sidonia –descendientes de Guzmán el Bueno, origen de esta propiedad– en 1900 por un millón de pesetas. [Aprovecho para solicitar ayuda para salvar y poner en valor este impresionante testimonio de la cultura, historia etnográfica de Jerez; llevo años llamando a todas las puertas, alcaldes jerezanos, consejeros de la Junta de Andalucía, rectores de universidades... con resultado nulo. Decepcionante. La pérdida de este legado documental que contiene abundantísima información relativa a Jerez, de índole bodeguera, cultural, de caballos, de viñas, campiña, etc, etc, descansará en el mejor de los casos dormido hasta que una voz como a Lázaro le diga levántate y anda. Pero la lástima es que soy la última generación que puede explicarlo y mi edad es ya avanzada].

Pues a lo que iba; en aquella ocasión Juan Rodríguez, sabedor de la visita al archivo de los Garvey, me acompañó al archivo. No pudo descubrir lo que deseaba a resultas de la brevedad de la visita.

Cuando se inauguró la espléndida Iglesia de Santiago después de su última restauración, a continuación de la Eucaristía me acerqué a nuestro eminentísimo señor obispo don José Mazuelos Pérez para felicitarle por la restauración del templo, al tiempo que le comentaba que el fantástico baldaquino que preside el ábside había sido un obsequio de mi antepasado Don Guillermo Garvey Capdepon, más adelante Conde de Garvey por gracia de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII.

Para corroborar mi afirmación, nada más sencillo que mirar el baldaquino en su parte anterior y posterior. En la anterior, a ambos lados del Sagrario, está el escudo heráldico de la Familia Garvey, en esmalte y de colores blanco y rojo con su leyenda: ‘Sic Justus Nec Timeas’. En la posterior en el propio mármol del monumento está grabada esta leyenda: Donado por don Guillermo Garvey Capdepon a la memoria de sus padres don Patricio Garvey y doña María de los Ángeles Capdepon (q.s.G.h.). Enero de 1902.

Lamentablemente, el baldaquino está incompleto, pues ha padecido dos expolios; el primero previamente a la primera restauración –robaron los querubines que lo adornaban–, recuperándose los mismos parcialmente. Quien los sustrajo le dio información para recuperarlos al recordado y querido párroco Rvdo. P. D. Francisco Román bajo secreto de confesión.

En los años que estuvo cerrado Santiago por segunda vez se volvieron a perpetrar sustracciones, recuperando la policía varios objetos del baldaquino, pero tampoco todos, lamentablemente.

El enterramiento de la familia Garvey estaba en la nave central de la Iglesia. Cuando se realizó la primera restauración fue clausurado, siendo mi padre don Antonio Morenés y Medina, Marqués de Villarreal de Burriel, presidente de las Bodegas Garvey en aquellos años, al que yo acompañaba. Fue el que hizo el traslado de los restos de la familia al Camposanto Nuestra Señora de la Merced, adyacente al enterramiento de otros jerezanos de origen irlandés, los O’Neale, cuyas piedras sepulcrales están talladas al estilo gaélico.

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