La esquina

josé / aguilar

Dos bandos y una infanta

LOS dos bandos enfrentados a cuenta de la imputación de la infanta Cristina -en España hay dos bandos para casi todo- sienten que se han salido con la suya tras el auto de la Audiencia de Palma. Bien mirado, ninguno tiene razones para cantar victoria. Suele ocurrir.

Está el bando de los que piensan que la Infanta ha quedado exonerada del caso de corrupción que presuntamente protagoniza su marido, Iñaki Urdangarín, el gran paladín de la causa republicana. Pero es que el auto no dice eso. El auto suspende la imputación de la Infanta decretada por el juez instructor en lo que se refiere a su participación en la trama montada por el dúo Urdangarín-Torres para enriquecerse gracias a la pertenencia del primero a la Familia Real. Sin embargo, deja abierta la vía a la futura imputación de la hija menor del Rey por delito fiscal y blanqueo de capitales, en relación con la sociedad que mantenía a medias con su esposo y que manejaba el dinero acumulado por éste mediante la supuesta malversación de caudales públicos. La Infanta no se ha librado, pues, de la indagación judicial.

Y está el bando de los yoyas: "Yo ya sabía que la Justicia iba a proteger a la Monarquía", "yo ya dije que en España no hay igualdad ante la ley". En realidad, este bando ya tenía completamente elaborada su posición. Habría rechazado todo lo que no sea la imputación de la infanta Cristina. Qué digo la imputación: estaría en contra, y está en contra, de cualquier resolución de los tribunales que no consista en la condena y la cárcel de la susodicha. Este pre-juicio, que es más bien juicio sumarísimo, domina las tertulias de la basura televisiva y el discurso de los partidos simplones y, además, prende con gran éxito entre las masas populares presas a medias de la ignorancia y el resentimiento. Lo mismo les da, a estos efectos, Cristina de Borbón que Isabel Pantoja o Maite Zaldívar.

Nuestra Administración de Justicia es lenta e ineficiente, politizada y soberbia, pero funciona tan bien, o tan mal, como las demás instituciones. Si de verdad actuara con el servilismo y la falta de independencia que le achaca este bando, ¿habría sido posible que el juez Castro imputara a la hija del Rey? ¿Hubiera sido capaz la Audiencia de Palma de ordenar que se la siga investigando por delito contra Hacienda? Más aún: ¿Estaría Iñaki Urdangarín en la situación procesal en que se encuentra o más bien se habría echado tierra sobre el caso?

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