La historia de la basílica de Nuestra Señora del Carmen es una sucesión de construcciones y destrucciones, y casi un campo de batalla donde aquellas dos Españas, desgraciadamente aún vigentes, chocaron. Su 'biografía' es un continuo eco de cuatro siglos de la propia Historia española.

Nace en medio del auge de la vida conventual en época de los Austrias. En esa 'ciudad-convento' que era entonces Jerez llegan los carmelitas calzados a finales del siglo XVI. A lo largo de las primeras décadas del seiscientos se construye en el mismo emplazamiento actual una iglesia que parece que pronto se quedaría pequeña pues ya en 1696 sabemos que se levantaba otra, que es el templo que ahora vemos. Pero los momentos críticos de los albores del XVIII con la Guerra de Sucesión paralizarán las obras, que no se retoman hasta 1718. La inauguración se celebrará en 1727, si bien su decoración duró muchos años más. Después vino, en el aciago siglo XIX, la Revolución de 1868, el intento de asalto y derribo de la iglesia y su conversión en almacén militar. Tras ello, la Restauración borbónica supondrá también una restauración funcional y artística, concluida en 1880. Más tarde, la llegada al poder de Primo de Rivera favorecerá la fastuosa coronación de la Virgen en 1925. Y por eso la instauración de la República animaría en 1931 a ciertos extremistas a destrozar el interior de este símbolo del régimen anterior. A su vez, en los cuarenta la respuesta del nacionalcatolicismo fue la neobarroquización ornamental y una nueva capilla para acoger los restos de un mártir del bando nacional.

Al fin, en 1967 llega la declaración de basílica, acontecimiento del que se cumplen 50 años. Este es el motivo de que hable mañana de este controvertido edificio barroco. Será en una ponencia organizada por la hermandad del Mayor Dolor, a las 20.30 en Bertemati.

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