CON MALA UVALA TORRE DEL VIGÍA

Juan Manuel / Sainz Peña

La bota de los turbiosBrindo por ti

Los periodistas gráficos que trabajan en los diferentes medios de comunicación de la ciudad celebraron el pasado viernes, como ya es habitual todos los años, su convivencia navideña. El cónclave de los gráficos jerezanos tuvo lugar en el bar Las Siete Puertas, donde pudieron compartir un rato agradable e intercambiar impresiones de lo que han dado de sí los 365 días del año que termina.

O DIO, amigo, la Nochevieja. Me entristece el discurrir del tiempo. Las campanadas son pasos por esa senda de Machado que no se ha de volver a pisar. Me acongojan los petardos y la algarabía en la tele y en la calle, los minutos, que son paladas de arena que entierran las cosas que pasaron. Y entran ahí las cosas que quieres olvidar y las que no. Me hielan ya los años y me ensombrece el ánimo el rotundo trascurrir de los meses. Veo a los míos encanecer sus cabellos y doblarse con el tiempo cargado en la espalda. Pero aun así, amigo, deja que levante mi copa empañada por la nostalgia y brinde por ti, que estás de guardia donde padecen los enfermos, o por ti, que estás lejos de casa, o solo, porque tu corazón se partió hace tiempo, o te lo partieron. Deja que brinde por ti, que te montaste en un barquito pestilente y ahora vives escondido en algún lugar de esta tierra. Deja que brinde por ti, que ya no eres tú, sino una sombra de ti mismo porque el caballo te pisoteó hasta desdibujarte. Deja que brinde por ti, que duermes entre cartones en las frías noches del invierno. Brindo por ti también, que ya no tienes trabajo. Brindo por ti, que tienes un sueño. Brindo por ti, que celebras cada día el beso de los que te quieren. Brindo por ti, que padeces en silencio los golpes de la bestia que duerme contigo apestando a alcohol. Brindo por ti, que tienes en casa a tu padre, meándose en una cama de la que hace tanto que no puede levantarse. Brindo por ti, que sonríes aún cuando la vida no es para ti sino un golpe tras otro. Brindo por ti que aún recuerdas la sonrisa de tu esposo muerto hace veinte años. Brindo por ti, que crees que amanece siempre por oscura que sea la noche. Brindo por ti, que te bebes la esperanza a sorbos, como se beben el cava los que brindan en sus copas de Nochevieja y de cristal.

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