Fue el 22 de enero de 2007 cuando un conductor ebrio de 53 años se llevó por delante en plena madrugada el monolito erigido al alcalde perpetuo de la ciudad, Miguel Primo de Rivera, en la glorieta a la que él da nombre en la avenida Álvaro Domecq. Ayer, operarios municipales lo devolvieron a su lugar exactamente quince meses después. Para ello hasta necesitaron de la ayuda de una grúa. No hubiera estado de más que lo hubieran restaurado ligeramente. La foto es de VANESA LOBO.

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