Descanso Dominical

La buena educación

Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación

Lo dijo Antonio Escohotado: "Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación".

Esta recordada cita del sabio/loco/filósofo/polémico Escohotado me brotó en la sesera hace unos días tras ver en redes sociales el video de una sujeta que se había grabado bailando en la terraza de su casa, mostrando su sonrisa imbécil y sus pocas luces, mientras unos metros detrás suya un incendio devoraba sin piedad el monte. Uno de los comentarios que acompañaban esta obscena exhibición de estulticia rezaba: "Demos gracias a la Logse". Lo cierto es que la individua en cuestión no es producto nacional sino brasileño, pero, aunque fuese nacida en el centro de Albacete (es un poner), dudo que las leyes educativas tengan toda la culpa en comportamientos de esta naturaleza. Otra cosa, dicho sea de paso, es que a este país nuestro le vendría de perlas que, tras más de cuarenta añitos de democracia, la clase política se pusiese de acuerdo de una puñetera vez para dejar de manosear el sistema educativo español al albur de quien habite la Moncloa. ¿Te imaginas? Una ley sin adoctrinamientos, pactada con la comunidad educativa, y a la que no le den la vuelta como a un calcetín cada ocho años. Nos llamaríamos Noruega en vez de España.

En los colegios e institutos también se trabajan los valores -a mí me los inculcaron en los Marianistas y en el Coloma- pero todos sabemos que la educación trasciende aún más allá. Los centros educativos son, sobre todo, un lugar para la formación, para aprender a vivir en comunidad y para cultivar el conocimiento, que ya me parece una labor ingente y digna de grabar en mármol el nombre de muchos docentes. Y después está el por favor y el gracias, el eso no se dice, el no comportarte como un energúmeno en el coche, el cambiar tanta tablet y televisión por algún libro, el darle su sitio al respeto y la igualdad, el no ir al colegio a vociferar o incluso agredir a un profesor porque ha suspendido al zoquete del niño, el saludar siempre con un buenos días, buenas tardes, buenas noches. Está el enseñarles a valorar las creencias, el responder a sus preguntas, el jugar con ellos, el decir un no a tiempo y evitar convertirlos en tiranos. Eso y mucho más se aprende en un lugar donde no hay horarios lectivos, donde no se cierra en verano, donde se pasan las mañanas, las tardes, las madrugadas. Porque la buena educación, no lo olvidemos, se trasmite en casa, que es donde deberían haber enseñado a la chica del vídeo que no se hace el gilipollas cuando un incendio se está cargando un medio natural y la forma de vida de muchas personas.

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